Tila es un pequeño pueblo entre Macuspana, Tabasco, y San Cristóbal de las Casas, la capital del mundo indígena chiapaneco. O, si se prefiere, para mejores referencias, Tila está un poco más allá de La Chingada, el rancho del Presidente López Obrador, y lejos, lejísimos de Dinamarca. En un mitin en este pueblo, a grito pelón, pregunta Claudia Sheinbaum, la candidata de Morena:-¿Cómo está el sistema de salud, aquí en cada pueblo?, ¿bien? -Nooooo. -Qué les falta? -Todoooo.No sorprende la respuesta, sino la pegunta. ¿Qué salió mal en salud? Nomás todo: el Insabi, la gestión de la pandemia, el IMSS-Bienestar, el sistema consolidado de compra de medicinas, la atención a los niños con cáncer, a las personas con VIH, la farmaciota. Todo. ¿De verdad Claudia Sheinbaum cree que el sistema de salud mexicano está al nivel de los mejores del mundo como presume falsamente el Presidente en las mañaneras, o la candidata hace la pregunta para que López Obrador escuche de viva voz, del pueblo mismo, de qué tamaño ha sido el fracaso de la gestión de salud de su Gobierno? La pregunta es retórica, pues nunca vamos a saber realmente si la candidata tuvo esa intención. Lo que no es retórico es la respuesta: si en algo se equivocó este Gobierno es en la gestión de la salud y de la seguridad, dos problemas que recienten particularmente los más pobres, esos a los que este Gobierno dice deberse; las dos causas por las cuales en este sexenio la pobreza extrema, lejos de reducirse, aumentó. ¿Es un error de Claudia o mensaje? Da igual, lo importante es que después de esto la candidata de Morena no puede pensar que en salud la continuidad es una opción, y eso implica enfrentarse al Tlatoani y sus voceros.Mucho se especuló sobre el enojo de López Obrador porque Claudia no defendió los logros de su Gobierno en el primer debate y sólo habló de lo que se hizo bien en la gestión de la ciudad de México que ella encabezó. El asunto pasó a segundo término porque la candidata de oposición, Xóchitl Gálvez, estuvo tan mal que daba igual si la candidata oficial había o no defendido al Gobierno. En ocho días, después del segundo debate, veremos si efectivamente lo que está haciendo la candidata oficial es distanciarse del presidente o acusó recibo y está dispuesta a tragarse todos los sapos de esta administración.La historia nos dice que para ejercer el poder hay que matar, simbólicamente, al Tlatoani anterior. Para aniquilarlo, hay que encontrar sus puntos débiles. Los de López Obrador son más que evidentes. Lo que no está claro es que la candidata de Morena tenga aún la fuerza para hacerlo en caso de ganar las elecciones.
