Miércoles, 01 de Mayo 2024

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La FIL después de Raúl Padilla

Por: Diego Petersen

La FIL después de Raúl Padilla

La FIL después de Raúl Padilla

Mañana arranca la edición 37 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con un elefante en la sala que todos ven y del que se habla en voz baja: ¿qué será de la FIL sin Raúl Padilla? Y sí, podemos decir que ninguna persona es imprescindible, que las instituciones son más que cualquier político que las gestione, que la Feria la hacemos todos, etcétera, pero lo cierto es que a lo largo de casi cuatro décadas Padilla fue un presidente ejecutivo, que veía hasta el último detalle con un equipo híper eficiente que fue cambiando conforme a las necesidades de la Feria y del propio presidente. El equipo ahí está y por supuesto que la FIL sigue, la pregunta es qué sigue para la FIL.

Convertirse en la Feria del Libro número uno en habla hispana y una de las más importantes del mundo fue muy difícil. Mantenerse ahí lo será aún más. Basta ver las ferias que desplazó la FIL, como Madrid y Buenos Aires, para darse cuenta de lo fácil que es perder lo ganado. Hay que moverse al ritmo del mercado editorial y eso implica saberlo leer y conocer sus resortes. Porque lo importante de la FIL no es que vengan los intelectuales mexicanos a Guadalajara cada año a discutir el país, ese es el extra que le da visibilidad, la hace mediática y políticamente relevante, sino lo que pasa en los tres días de profesionales, lunes, martes y miércoles, en donde se compran y venden más derechos que en ninguna otra feria en habla hispana. 

Por el tamaño y la importancia de la Feria, quien la presida tendrá ipsofacto un poder enorme. Atinadamente el rector Ricardo Villanueva dijo que no nombraría a nadie de inmediato en ese puesto para no desequilibrar internamente a la Universidad. Efectivamente la Feria pudo marchar con la inercia y el vuelito porque está en manos de un equipo profesional que sabe hacer bien su chamba. Tiene buenas timoneles y marineros que no harán encallar el barco. Lo que se requiere es quién le dé rumbo.

Lo peor que podría hacer la FIL es caer en el nacionalismo o incluso en el chauvinismo. Si la Feria es internacional y lo que la hace importante es su participación en el mercado mundial hay que ir por el mejor presidente a donde esté -Madrid, Barcelona, Buenos Aires, Bogotá, Ciudad de México o Nueva York, da igual-, y pagarle bien. Sí, hagámonos a la idea de que tendrá que ganar más que el rector, el gobernador y el Presidente, y en una de esas más que los tres juntos. Si para que eso suceda hay que cambiar el esquema de Gobierno de la Feria, habrá que hacerlo.  

La FIL es el gran patrimonio cultural de la UdeG, y tendrá que seguirlo siendo, pero la trasciende. Es también patrimonio de Guadalajara, de todo el país y de las letras hispanas; y los trasciende. Ojalá, pues, no perdamos la FIL por enanez mental.

diego.petersen@informador.com.mx

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