Miércoles, 17 de Julio 2024

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Dinerito igual a votito

Por: Israel Macías López

Dinerito igual a votito

Dinerito igual a votito

Escuchaba la entrevista que le hicieron en radio a Guillermo González, un estudioso de la estadística y autor del libro Switchers 2.0: El segmento de la orfandad. Me resultó muy interesante, porque explora un poco más las razones por las que no solo triunfó la candidata de Morena en las elecciones, sino el que lo haya hecho con tal cantidad de votos.

Lo interesante del entrevistado, es que llevaba lo que se conoce como un tracking diario de las preferencias electorales. Es decir, medía las preferencias todos los días.

Entre economistas, le atribuimos la holgada victoria a la buena posición del peso mexicano frente al dólar, a las enormes remesas que elevan los ingresos de las familias y al crecimiento del salario mínimo en términos reales. Pero este encuestador, más que identificar todos esos elementos, se centró en uno solo: los programas sociales.

Y es que al seguir las preferencias electorales de manera diaria, podía identificar lo que le iba pasando a los rechazos y cariños de los electores. Sorprendentemente para finales del año pasado, la victoria electoral estaba a la mano de Xóchitl Gálvez.

González hace una división del electorado mexicano en cuatro grandes rubros, entre los dos extremos encontramos los más fáciles de ubicar: a quienes aman al presidente López Obrador (un 24 por ciento de los ciudadanos) y quienes no lo pueden ver ni en pintura (un 20 por ciento). No importa lo que haga o diga el presidente, unos y otros ya tienen definida su postura. O lo aman o lo odian.

Para el encuestador entrevistado, el grupo más interesante estaba justamente en medio de estos extremos, a los que denominaba switchers o como diríamos en español, votantes “cambiantes” o veletas.

No es nada despreciable el número de esos votantes caprichosos, ya que para noviembre, andaban por el 56 por ciento de todo el electorado. Estos electores son los menos comprometidos con una causa o partido. Pero según el encuestador, pueden ser clasificados en dos grupos: switchers 1 y switchers 2. Los primeros son ciudadanos que no son fanáticos de AMLO, pero que si le tienen cierto cariño. Les cae bien, en pocas palabras.

Mientras que los switchers 2, serían los ciudadanos más críticos con el gobierno de AMLO, sin llegar a ser odiadores del presidente. Identifican que muchas cosas no han funcionado, pero tampoco se les va la vida en echarle toda la culpa al presidente. Este segundo grupo podríamos ponerlo más del lado de los anti-AMLOs.

Para noviembre, el grupo de anti-AMLOs más los switchers 2, estos votantes más críticos con el presidente sumaban un 54 por ciento de las preferencias electorales. Mientras que los AMLOvers y los switchers 1, los votantes menos críticos a AMLO llegaban a penas a un 46 por ciento del electorado.

Para el encuestador, este sería el mejor momento para la campaña de Xóchitl y para la oposición. En la que con una buena campaña electoral pudo haberse afianzado en una trayectoria ganadora. Pero como sabemos, esto no ocurrió.

Para inicios de año, el encuestador señaló en la entrevista, que el presidente utilizó su arma principal: el dinero de los programas sociales. Con el argumento de que para evitar la veda electoral y no caer en violaciones a la ley electoral, el presidente anunció desde su mañanera la entrega adelantada hasta de dos bimestres de su programa estrella: la pensión para adultos mayores.

En total se entregaron depósitos por 12 mil pesos a cada uno de los beneficiarios de este programa. Aproximadamente unos 12 millones de personas. El encuestador remarcó que cuando esto ocurrió a finales de febrero, en el tracking diario de las preferencias electorales, todo cambió.

Los electores se sumaron masivamente a apoyar al presidente, a su partido y a su candidata. Para abril, los leales a AMLO habían pasado de un 24 por ciento a un 38. Más el 13 por ciento de los votantes switchers 1, alcanzaron el 51 por ciento de las preferencias.

La entrega de esos montos de dinero, en palabras del experto, llegó en el punto de quiebre que lanzó a Sheinbaum a la luna y hundió a Xóchitl en la derrota. Según González, la expresión más común entre las personas que pensaban votar por Morena era que “habían recibido el depósito de dinero más grande que han recibido alguna vez en su vida”.

¿Cómo no esperar que eso se convirtiera en una cascada de votos?

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