El libro escrito a puño y letra por Marcelo Ebrard es una obra distinta a las publicaciones de otros políticos. En primer lugar porque es realmente una obra personal que consigue la comunicación directa, en primera persona, propia de las mejores narraciones sobre temas personales. Dista mucho de ser un árido programa con ideas abstractas. Es una presentación nítida de la vida y el pensamiento del rostro humano de un mexicano comprometido que logra convertirse en una conversación emotiva.También es un manifiesto personal, porque como lo refiere en la obra, vivimos una época en donde todos necesitamos conocer las historias de primera mano de quienes tienen un papel protagónico en la vida pública. Elemento esencial para generar empatía, cercanía, confianza; y eso es lo que logra Marcelo a lo largo de las 315 páginas publicadas por el Grupo editorial Penguin Random House. Lo hace contando una historia apasionante: su vida, con girones poco conocidos y otros controvertidos donde deja claramente establecida su posición para elevar la calidad de lo que seguramente habrá de ser un intenso debate en el juego democrático.Con un lenguaje cálido aborda sus afectos desde su infancia con su abuela a la que llamaba cariñosamente “Mamágrande” hasta declarar su amor por Rosalinda, su esposa, y el entrañable amor por sus hijos. Sus andanzas en el proceso de paz en Chiapas en el equipo de Manuel Camacho y los episodios que le llevaron a convertirse en aliado de Andrés Manuel López Obrador, resultan reveladoras, no solamente de hechos poco conocidos por muchos, sino de un carácter y un talante que tiene a la capacidad de negociación, una habilidad desarrollada finalmente en el crisol del fuego, el hierro, y el tiempo. La misma que páginas adelante describe respecto a las conversaciones con el Gobierno de Estados Unidos y con Donald Trump. Con claridad plantea su verdad respecto a los temas en donde más lo han atacado, como la línea 12 del metro de la Ciudad de México; y aborda su experiencia como jefe de Gobierno que sucedió a López Obrador, mostrando aspectos de su personalidad persistente y congruente.También describe, incluso con crudeza las dificultades y persecuciones de las que sido objeto, con el enorme mérito de eludir cualquier adjetivo decalificativo. Lo hace con una pulcritud que denota respeto a sí mismo y a los lectores, al colocarse por encima de las circunstancias, manteniendo la intención de la obra: mostrarse limpiamente para decir aquí estoy y me presento tal cual ante todos porque quiero ser su Presidente.En ese sentido, muy reveladoras son las páginas que dedica a la relación con los Estados Unidos y su visión clara y objetiva del futuro brillante que puede tener nuestro país en los próximos años. No solamente como un argumento emotivo, sino con razones que sustentan un optimismo fundado, en la capacidad de convertir a México en un país más igualitario, de amplias capas de clases medias, que aproveche las condiciones geopolíticas y económicas que se presentan. La oportunidad, denomina este capítulo que describe su visión política hacia el futuro. Y esa palabra es quizá una de las más asertivas de la obra.Presentar su propia vida, sus ideas hechas palabras, en hojas de papel impreso es un acto de profunda honestidad. Contar directamente a los demás lo que se ha sido, lo que se es, y lo que piensa del futuro, representa un hecho personal y políticamente valioso. Hacerlo así y ahora representa un hecho sin precedentes. Esa actitud de trasparencia enaltece la actividad política en nuestras circunstancias, la oxigena poniendo mayor nivel al debate respecto de quienes aspiran a convertirse en líderes de este país.La obra merece la pena la lectura para conocerle mejor. A quienes tenemos el privilegio de conocerlo personalmente, nos refuerza la convicción de que Marcelo es un gran mexicano, que avanza con actitud limpia y valiente en la ruta para convertirse en Presidente de México. luisernestosalomon@gmail.com
