Jueves, 28 de Marzo 2024

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El descarado festín de vicios del Congreso de Jalisco

Por: Isaack de Loza

El descarado festín de vicios del Congreso de Jalisco

El descarado festín de vicios del Congreso de Jalisco

El Congreso es un botín, una descarada repartición de plazas entre amigos y familiares que esta semana fue abierto en canal y expuesto ante la opinión pública por una instancia externa y apartidista: el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

El estudio técnico que realizó esa asociación civil para identificar el nivel de infección que ha alcanzado el Poder Legislativo de Jalisco confirmó el diagnóstico terminal: hay 649 de mil 069 burócratas que sobran.

Imagínate el nivel de despilfarro y compadrazgo que ha adquirido ese “poder” durante décadas, que hoy más de la mitad de quienes cobran ahí podrían simplemente no estar de un día para otro y el engranaje legislativo funcionaría incluso mejor.

Por supuesto que llegar a esa conclusión no resultó sencillo, pues el IMCO se enfrentó a un aparato enquistado de vicios que le implicó trabas para hacer su análisis. Así lo consignó el mismo Instituto al comparar su experiencia en Jalisco con ejercicios similares en los congresos de otros Estados.

Porque, en Jalisco, diputados van y vienen y las leyes de avanzada siempre se han quedado en el tintero. Hoy no hay una nueva Constitución, no existe una ley para facilitar los trasplantes de órganos y el sistema anticorrupción ha sido tejido, hilo por hilo, entre cuates y compadres.

En cambio, tenemos un Congreso al servicio del Poder Ejecutivo que lo mismo le aprueba una deuda para heredar a los que vienen que un recorte a la educación en el presupuesto. Lo mismo le avala un financiamiento para la Línea 4 que le llena una protesta contra la Feria Internacional del Libro. Diputados a la carta, pues.

Además del tequila y la torta ahogada, hoy Jalisco puede presumirle a México entero que su Congreso cuesta más que el de Veracruz —un Estado demográficamente parecido al nuestro—, que el de Nuevo León, que la Cámara de Diputados de Chile, que la Asamblea de Nueva York, y que además se encuentra muy por encima del promedio nacional en el costo de su nómina.

En el Congreso de Jalisco, “la casa del pueblo”, quien menos gana al año cuesta 77 mil 500 pesos, y quien se encuentra en la cima sin ser diputado se lleva un millón 012 mil pesos. Ajá: tenemos funcionarios legislativos que ya son millonarios.

El Legislativo también está inundados de auxiliares administrativos (lo que sea que eso signifique), enfrenta un “serio problema de gobernanza” porque quien trabaja ahí llegó gracias a un grupo político y es a ese a quien responde. Es decir, los jefes sólo son jefes por nombre, pero jurisdiccionalmente no existen para quienes llegaron por ser cuates de la persona indicada.

También hay un exceso de personal, de pagos excesivos a burócratas que están ahí por algo, pero nadie sabe exactamente para qué, hay repartos de puestos y un sinnúmero de defectos que continúan alimentando los partidos políticos. Todos.

La secuela directa de eso es grave y nos impacta a todos: hay una evidente parálisis legislativa que nos conduce directo a la grilla y nos desvía de los resultados. Nos lleva a confirmar que en el Congreso de Jalisco siempre puede haber más cafés y cigarritos que servicio civil de carrera. Más acuerdos en lo oscurito que estructura y orden. Más servilismo que representatividad.

Tal y como concluye el IMCO, el Legislativo de Jalisco tiene un reto monumental por delante. Uno que, con el mínimo de madre y voluntad, al fin podría dejar de darnos la vergüenza que nos ha alimentado durante décadas.

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