Sábado, 16 de Noviembre 2024

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“El que manda soy yo”

Por: Salvador Cosío Gaona

“El que manda soy yo”

“El que manda soy yo”

“El que manda soy yo” fue el duro y contundente mensaje que, a través de sus senadores, envió la madrugada del miércoles Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dejando de manifiesto que no se ha ido y que es él quien sigue manejando el Gobierno de México, así como las dos Cámaras, y moviendo los hilos a la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien en su toma de protesta aseguró “llegamos todas”, pero en la práctica ya evidenció que no sólo no llegaron todas, sino que ni siquiera ella llegó a gobernar.

La rebatiña que se dio en el Senado de la República pasada la medianoche del martes, cuando se terminó por convalidar la ratificación de la impresentable Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), nos ha dejado varias certezas, pero también un cúmulo de interrogantes respecto a lo que inexplicablemente está ocurriendo en las venas de la llamada Cuarta Transformación.

Ahora bien, si de certezas se trata, está claro que no es desde Palacio Nacional, sino desde La Chingada, donde se está moviendo a México. Ello quedó plasmado con la ratificación ya mencionada de la señora Piedra, siendo que, además de ser la peor calificada, nunca fue la candidata de Claudia Sheinbaum, quien siempre tuvo preferencia por otra de las integrantes de la terna, Nashieli Ramírez Hernández, actual titular de la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México, justamente impulsada por la propia Sheinbaum, entonces Jefa del Gobierno capitalino.

No les falta razón a quienes aseguran que la ratificación en la CNDH fue un ejercicio más para cumplir otro capricho del ex mandatario tabasqueño, quien, previo a dejar la administración, en una de sus últimas conferencias mañaneras, ya había “vacilado” con la ratificación de la hija de su amiga Rosario Ibarra de Piedra. Su enojo fue evidente cuando no se le tomó en serio. De ahí que la instrucción de la reelección fuera contundente. Quizá esa sea una de las razones por las que el inquilino de La Chingada hizo más evidente que era él quien había girado la orden.

Porque así hay que leer lo que sucedió aquella tarde-noche en el Senado, toda vez que los operadores de AMLO, encabezados por Adán Augusto López, coordinador de la bancada morenista y líder de los senadores de los partidos aliados Partido Verde Ecologista de México y Partido del Trabajo, comenzaron a exhibir sus peores tácticas para doblar uno por uno a quienes estaban convencidos de que no habría manera de pintarle la cara a Piedra y hacerla pasar por alguien diferente cuando su pésimo desempeño al frente de la CNDH estuvo a la vista de todos. Pero ese no era el punto: la instrucción de su permanencia no estaba a negociación y había que conseguir la mayoría calificada, como lo exige la norma, para ganar la partida. Por ello hubo que ir al extremo de obligar a cada uno de los senadores morenistas, verde ecologistas y petistas a mostrar la papeleta con el sentido de su voto.

Una humillación mayúscula para quienes en el transcurso de la tarde habían expresado o de alguna manera insinuado que votarían en sentido contrario. Aunque también hay que decir que, en la mayoría de los casos, la dignidad y la vergüenza son algo que se perdió tiempo atrás entre muchos de los 87 personajes que exhibieron su voto, incluso algunos mostrando su mejor sonrisa.

Quien no mostró la misma sonrisa al día siguiente de la votación fue la Presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia mañanera. Tras haber sido mayormente humillada por sus compañeros, correligionarios, “amigos” y “respondientes”, se limitó a expresar con tono seco: “Es una decisión del Senado la que se tomó ayer. Y hasta ahí”, dijo la Mandataria sin ahondar más.

Y, hablando de las interrogantes que quedan en todo este embrollo, está, por ejemplo: ¿Por qué, en un tema que se puede considerar menor, Andrés Manuel López Obrador decidió emprender el primer juego ‘a las vencidas’ con la Presidencia?

No parece tener lógica que, cuando Sheinbaum no ha cumplido siquiera 45 días como Presidenta de México, López Obrador haya decidido hacer gala de su fuerza y hacerlo, insisto, en un tema bastante menor.

¿Cuál es y dónde radica la fuerza de la Presidenta? Esta es otra de las preguntas que surgieron esta semana. Ya se vio que en el Senado no la tiene. Adán Augusto López se catapultó como el brazo ejecutor de AMLO en la Cámara Alta, donde también se hizo evidente que Sheinbaum no cuenta con quien le opere. Por el contrario, la Presidenta tiene en la figura del ex secretario de Gobernación a un personaje que no le debe nada y que algún rencor le guarda al haberle impedido alcanzar su anhelo de ser el sucesor de su amigo, el Presidente de la República.

“Es un honor estar con Obrador” es la arenga que se escucha en las dos Cámaras, porque Claudia tampoco tiene operadores en el Congreso de la Unión. Allá también le responden a Andrés. El coordinador morenista Ricardo Monreal es otro de los suspirantes por la presidencia vencidos por Sheinbaum, y tampoco le debe nada.

De cualquier manera, será interesante observar qué hará la doctora Sheinbaum tras la afrenta.

¿Tomará distancia de algunos personajes de su partido? ¿Cortará cabezas y hará nuevos nombramientos? ¿Limitará apoyos? ¿Pondrá límites? ¿Dará un golpe de timón? Ya veremos.

Por ahora, aunque parece que ya va tarde, ha puesto en marcha lo que llaman “Construyendo el segundo piso de la Transformación”, que en días pasados presentó el diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar. Un movimiento independiente de partidos políticos, con el objetivo, dijo, de impulsar las acciones e inversiones del Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y compartir el bienestar y la prosperidad que estos generen.

Acompañado por el diputado federal Eruviel Ávila Villegas, señaló que se busca “crear un ejército de millones de constructoras y constructores, que recorrerán las 32 entidades del país para acercar los programas, los nuevos derechos sociales y las grandes inversiones en infraestructura que se tienen proyectadas a partir de 2025”.

Sheinbaum está intentando construir un ejército propio que le responda a ella. Pero será muy complicado. Sobre todo cuando es “Andy” (Andrés Manuel López Beltrán) quien ocupa la Secretaría General de Organización de Morena, y será quien reparta las próximas candidaturas para subsecuentes elecciones. De hecho, no hay que hacer oídos sordos al mensaje que dirigió esta semana al morenismo con motivo del cumpleaños de su padre. “Vengo muy contento porque ayer fue cumpleaños de mi papá, de Andrés Manuel López Obrador. Ayer estuve con él y me dio mucho gusto verlo pleno, contento, sano, pero sobre todo, verlo lleno de fuerza y esperanza y hacia adelante”, dijo. El mensaje que dio el junior fue: “El que manda soy yo”. Y culminó con “Viva Andrés Manuel López Obrador”, “Viva Tabasco”, “Viva Morena” y, finalmente, “Viva México”.

¿Y Claudia?

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