Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Erótica náhuatl

Por: José M. Murià

Erótica náhuatl

Erótica náhuatl

Cuando Miguel León-Portilla presentó en la UNAM su ahora famosa tesis titulada Filosofía Náhuatl, estudiada en sus fuentes, no faltaron distinguidos miembros de dicha casa de estudios que la repudiaron argumentando que los antiguos pobladores del país, mexicas y demás, eran incapaces de construir una verdadera filosofía. No obstante, el libro se publicó en 1956 y tuvo gran éxito en el mundo académico.

Poco después, en 1959, vio la luz aquella recopilación de textos traducidos directamente del náhuatl que hablaban de la conquista. No faltó quien, como Silvio Zavala, asegurara que aquello carecía de interés. Pues bien, a la fecha se ha traducido a 18 idiomas y en español resulta imposible contar cuantos ejemplares se han publicado…

No ha sido fácil sobreponerse al precepto que, si bien no se atrevía a negar del todo que los indígenas eran seres humanos, también abrazaba con firmeza la idea de que su naturaleza era inferior e incapaces de un ejercicio verdaderamente historiográfico y filosófico.

Los años y los trabajos de León-Portilla y de muchos seguidores, algunos de ellos cabalmente indígenas, dieron pie a sostener, como lo dijo el autor referido, que el “México Antiguo es un capítulo de la historia universal”; de tal manera, que lo ocurrido el 12 de octubre de 1492 fue el principio de un encuentro de dos mundos que se desconocían entre sí, y no el descubrimiento que hizo uno del otro. En todo caso fue un descubrimiento mutuo.

La carencia que se le señalaba a la cultura náhuatl, por mencionar a una de las más importantes de América, era la falta de erotismo. No bastaban falos y mujeres desnudas que no escasean en las representaciones de barro. Hay quien decía que lo erótico está por encima de lo escatológico. No me convence la idea, pero a fin de cuentas da igual: mi maestro León-Portilla me acaba de obsequiar un precioso libro muy bien publicado recientemente por Artes de México, que reúne cinco textos -en náhuatl y en español- que él mismo descubrió y tradujo, los cuales responden a la más estricta definición de erotismo, con el agregado de que, unos más que otros, todos resultan francamente poéticos.

Bien claro queda que, para los nahuas, también tuvo “¡la fuerza de un torrente que todo lo penetra y todo lo vence”!

Como dice mi admirado y muy querido mentor: “Es la versión netamente mesoamericana de esa pasión universal que ha movido durante milenios a los seres humanos y habrá de seguir excitándolos durante todo el tiempo que dure la existencia de hombres y mujeres sobre la tierra”.

Por cierto que dicho libro goza también de unas espléndidas ilustraciones del maestro Joel Rendón. 

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