Apenas arranca el año 2019 y el 2021 ya está en marcha. La queja recurrente de que el Presidente López Obrador sigue polarizando al país, que parece que está en campaña, su forma de enfrentar más que negociar con la oposición, tiene una explicación muy sencilla: él está pensando en el 2021. Si un político mexicano piensa a largo plazo ese es Andrés Manuel y su horizonte está más allá de 2024. No porque esté pensando en la reelección, pero sí en la continuidad de un proyecto a través de un partido articulado desde la Presidencia de la República con el ejercicio de Gobierno (nada que no hayamos visto antes).¿Fue un error político no haber asistido a los funerales de la gobernadora de Puebla? Desde el punto de vista de la Presidencia de la República por supuesto que sí. Es un pésimo mensaje de alguien que presume ser republicano, es una de esas faltas de cortesía política que se acaban pagando muy caro y mucho tiempo después. Pero, desde el punto de vista del líder del partido, del político que confronta, no haber asistido a los funerales de una gobernadora que representaba “el viejo régimen” lo acerca con su base que le festeja y le festejará cualquier gesto de animadversión con “el enemigo”, de los que, parafraseando a Peña, sí aplauden. AMLO no es ni quiere ser el Presidente de todos, solo de los que están del “lado correcto de la historia” (una historia por demás simplista y que él mismo se ha construido a conveniencia).La primera y principal aduana para el proyecto de continuidad de la Cuarta Transformación será el 2021. López Obrador lo tiene clarísimo; la oposición parece no tenerlo tanto. Los cambios de fondo, los estructurales, los que implican modificaciones a la Constitución y nuevas instituciones, pasan por tener mayoría absoluta en las dos cámaras en la segunda parte de su sexenio, y para eso está trabajando todos los días López Obrador. Las prisas por hacer obras sin proyectos ejecutivos, por cambiar el sistema de salud en dos años, aunque nadie tenga claro exactamente cómo va a funcionar, su afán por subirse a todos los pleitos, por contestar todas las provocaciones no son errores, mucho menos novatadas, es una estrategia de polarización.Faltan 30 meses para la elección y el Presidente estará todos los días en campaña. Ahora sí que, para ponerlo en sus propias palabras, “váyanse acostumbrando”, con López Obrador no hay tregua, será un larguísimo año electoral. Feliz año… 2021.