Lunes, 31 de Marzo 2025

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¿Fin a las historias fallidas de los C5?

Por: Jaime Barrera

¿Fin a las historias fallidas de los C5?

¿Fin a las historias fallidas de los C5?

Ayer, ante las y los integrantes del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, el gobernador Pablo Lemus dijo que, con el nuevo sistema de videovigilancia anunciado el martes pasado, y en el que se invertirán seis mil 377 millones de pesos, el objetivo será que se convierta en un instrumento que contribuya a erradicar las desapariciones en Jalisco.

De cumplirse esa ambiciosa meta, estaríamos capitalizando por primera vez esta fuerte suma de recursos para la modernización y renovación parcial de estas herramientas y tecnología en el Estado, en las que se han destinado ya multimillonarias cantidades del erario desde hace al menos dos décadas, sin que hayan servido en realidad para bajar los índices delictivos.

No sólo no se redujo la inseguridad, sino que ya con el uso de los sistemas de videovigilancia los grupos delincuenciales empezaron a tomar más fuerza y a generar una escalada imparable de violencia hasta llegar a la crisis humanitaria de las desapariciones que se empezó a visibilizar como nunca en el 2018, con el caso de los tres estudiantes de cine.

El incipiente sistema de videovigilancia que se instaló en el gobierno del panista Emilio González Márquez (2007-2013) se justificaba, aportaba imágenes borrosas que impedían hacer una persecución adecuada de los delincuentes. Esto, pese al sobreprecio con el que se adquirieron aquellas videocámaras.

Durante la administración del finado gobernador Jorge Aristóteles Sandoval (2013-2018), se anunció con bombo y platillo el primer C5 (por las cinco C’s que tenía el pomposo nombre oficial de “Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo del Estado de Jalisco. El que anunció Lemus esta semana será C5i, por la prometida incorporación de avances propios de la inteligencia artificial). Tenía incluidos botones de pánico para la población, pero también a la llegada del gobierno de Enrique Alfaro (2018-2024), denunciaron que los proveedores no habían cumplido con los servicios contemplados en el contrato y anunciaron otra millonaria inversión para su mejora.

La realidad es que ni en uno ni en el otro sexenio dejaron de crecer los delitos, en especial los homicidios y las desapariciones.

Además de los señalamientos de corrupción y opacidad en el manejo de los sistemas de videovigilancia, luego vino lo más grave, que fue la infiltración delincuencial a los centros de monitoreo. Los casos más recientes son los encontrados en los ayuntamientos de Villa Hidalgo, Teocaltiche y Encarnación de Díaz, sin olvidar los ataques en la Zona Metropolitana de Guadalajara por parte de la delincuencia organizada orquestados a decenas de postes donde se instalan las videocámaras, sin que hubiera una sola detención. Un Escudo Urbano que no se protegía ni a sí mismo.

La lección es que de nada nos servirá tener la mejor tecnología en el nuevo C5i, si no evitamos que las mafias manden a quienes operan esos modernos equipos. Esa es la primera condición a cumplir si Lemus quiere poner fin a las historias fallidas de nuestros sistemas de videovigilancia.

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