Viernes, 26 de Julio 2024

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Jugar con seriedad

Por: Augusto Chacón

Jugar con seriedad

Jugar con seriedad

El cometido de la oposición es ganar las elecciones al partido gobernante. Desde la perspectiva del desarrollo legalmente contemplado del proceso electoral, lo anterior es una obviedad. Desde las condiciones actuales de la competencia por el poder en México, la obviedad se difumina: la oposición que buscará la presidencia de la república tiene como cometido restar votos al grupo imperante, en los dos poderes, Ejecutivo y Legislativo (federal y locales), aunque por el impulso que Xóchitl Gálvez ha dado a la esperanza, para no pocos es accesible el cometido original: triunfar, y que la marea que provoque lleve a otros candidatos y candidatas a ganar también.

Es pertinente preguntar si es necesario ordenar los cometidos. ¿Primero atender la posibilidad de quedarse con la presidencia y que, por contagio, se dé el otro? Aumentar la votación en los demás cargos que están en la liza. O viceversa: colocar por delante la construcción de candidaturas que respondan a la lógica que acarreó Xóchitl (moral, discursiva, de tono del lenguaje, de capacidad de reacción, de crítica frontal al régimen) y trabajar en red, que respalde su búsqueda del cetro principal, pero como parte de lo que muchos asimismo buscarán por todo el país. La pulsión deportiva que prima en las elecciones sugiere que plantear la disyuntiva acusa una cortedad de miras que tal vez ofenda: vamos por todo, sí se puede, etc. No es tan así. Un ejemplo para mostrar que recurrir a metáforas relacionadas con el deporte no sería riguroso en el trance en el que estamos: Jalisco, en todo caso, valerse de un juego de mesa, el ajedrez, o para evadir el cliché, las damas chinas, si acá se mueven las canicas que corresponden al triángulo del Frente Amplio (FA), con las canicas X, de Xóchitl, sin examinar la postura de las que caben en el triángulo de Movimiento Ciudadano, MC, quedarían descubiertas y a merced de las que muevan desde el territorio triangular M, de Morena. Pero no es tan simple, en este juego las canicas no suelen ser únicamente lo que indica su color; las X y las FA, parafraseando a Silvio Rodríguez: no es lo mismo y no da igual.

En Jalisco la distinción es importante, FA /X están en el rol de oposición y enlazadas tendrían chance de hacer jugadas para restar votos a MC, ¿podrían ganar o, al menos, arrebatarle curules y presidencias municipales? Es un dilema similar al ya expuesto, y lleva a otras cavilaciones. De las nueve gubernaturas que estarán en disputa, seis las detenta Morena (Chiapas, Morelos, Ciudad de México, Tabasco, Veracruz y Puebla) lo que implica que lidiará con una oposición que necesita, en principio, de las canicas X y FA para fortalecerse; así como las M, Claudia Sheinbaum y lo que representa, son baluarte para el morenismo, con una diferencia respecto a FA/X: la corcholata favorita tiene una buena cantidad de certeza respecto a su triunfo y además cuenta, ella y cualquiera que se inscriba por Morena, con el respaldo del Presidente y de los medios y del presupuesto de los que aquél, ya lo sabemos, se vale sin rubor y sin honestidad.

Visto el tablero desde la tribuna, se observa que M tiene tal cantidad de canicas que ocupa más de un triángulo y que sus rivales se mantienen dispersos, con avanzadas en el centro que no preocupan al oficialismo, y cuidando sitios en los territorios que rigen; eso sí, animosos, con la mira apuntando al puesto más atractivo: en el triángulo opuesto del juego, remoto. Mientras, las canicas M aparecen de frente, por los flancos, también por la retaguardia, sin que las vean venir y, de hecho, aunque las vean: las X, FA, MC apenas se mueven un hueco adelante, o son copadas por M o quedan en posición para que éste avance más lejos y rápido.

Para que los juegos de mesa (y no solo los de mesa) sean retadores y divertidos, hay un requisito que las y los jugadores conocen: no hacer trampa, los engaños quitan el sentido a jugar. Se trata de mezclar reglas, estrategias, lo que el azar disponga a través de los dados y una dosis de malicia colectivamente aceptada, disponible para todos. El filósofo Johan Huizinga dice del juego: provee experiencias que, aunque sean ficción, nos hacen conscientes de nuestro entorno, por ello solemos apelar a él para hacer analogías con la política; solo que lo más común en ésta es que el único requisito previo acordado por sus jugadores es que el que hace trampa primero hace trampa más veces. Con esta ética por delante, volvamos a nuestro fantasioso tablero: M tiene más canicas, muchas más que los demás, y las obtuvo según el dicho requisito, canicas verde olivo pintadas de M; canicas de poderes oscuros, algunos violentos, barnizadas de M; canicas del erario, incrustadas en el corazón de las M; además, súbitamente, por la sola voluntad autoritaria del que mueve las esferas de cristal, se salta las normas e inventa otras que le vienen bien para erigirse en árbitro de la partida, en tanto que la mayoría de quienes la reseñan (por su cuenta o comisionados por unos o por otros) no se hacen cargo del tablero completo, se concentran en jugadas que prefieren atender, en algunas canicas y en ciertas tácticas, creyendo o haciendo creer que abarcan el juego entero, sus fines y efectos reales.

En teoría, una vez expuesto el truco se simplifica la posibilidad de crear una estrategia ganadora… la cosa es ¿para ganar qué y a partir de dónde? El tablero es más amplio de lo que solemos ver; enfocarse en el centro o en una sola posición hará que se pierdan de vista las canicas que la oposición sí tiene ¿para qué le alcanzan y cómo las moverán? Responder con veracidad determinará el resultado.

agustino20@gmail.com

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