Jueves, 18 de Abril 2024

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“Lamentar” la tragedia

Por: Jonathan Lomelí

“Lamentar” la tragedia

“Lamentar” la tragedia

El lunes a las 15:19 horas (siete horas antes del trágico incendio) el Diario de Juárez publicó la imagen de tres migrantes venezolanos que piden dinero en una avenida. Dos cargan a niños pequeños sobre sus hombros y un tercero sostiene un letrero: “Apóyame, soy venezolano, dios te bendiga. Gracias”. Este titular acompaña la imagen y anticipa la tragedia: “Retira el INM a familias migrantes de cruceros”. Hoy es muy probable que uno de esos tres migrantes, o los tres, estén muertos. 

Cuarenta migrantes, la mayoría venezolanos, murieron calcinados en un alojamiento provisional del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez, México. Había en total 68 varones. Significa que la noche del lunes, su probabilidad de muerte superó el 60 por ciento. Otros 28 seguían graves hasta el momento de escribir este texto. 

Andrés Manuel López Obrador, cuidadoso y sutilmente hábil para sortear el pantano de la responsabilidad política, desplazó la culpa a las víctimas: “Esto tuvo que ver con una protesta que ellos iniciaron, a partir, suponemos, de que se enteraron que iban a ser deportados, movilizados, y como protesta, en la puerta del albergue pusieron colchonetas y les prendieron fuego”, 

¿En verdad? ¿Pirómanos inconformes y migrantes? 

Por su parte, el Instituto no pudo elegir peor verbo para enfrentar la tragedia: “lamentar”: “El INM de la Secretaría de Gobernación lamenta el fallecimiento -hasta ese momento- de 39 personas migrantes extranjeras”.

De entre todas las posturas oficiales posibles -enérgicas, investigativas a nivel interno o de apertura- eligió enfatizar el lamento. 

¿Cuándo te lamentas? Uno se lamenta ante aquello que es así y no puede ser de otra manera (“Vivir es una larga promesa de promesas”, escribió Pedro Salinas en “Largo lamento”). 

Imagino un comunicado oficial del Gobierno de la República, con las mismas palabras del boletín sobre los migrantes calcinados, para lamentar el país en que nos hemos convertido: “El Gobierno de México lamenta la tragedia en que se ha convertido este país y rechaza enérgicamente los actos que derivaron en la misma”. Así de absurdo suena “rechazar” lo que es nuestra responsabilidad. 

Ciudad Juárez vive una crisis migratoria pospandemia. Cientos y cientos de extranjeros que buscan llegar a Estados Unidos. Mientras México funciona como “tercer Estado inseguro”, la mayoría de la sociedad juarense se vuelca contra ellos. Una revisión a las crónicas diarias de los medios locales en los últimos meses descubren la xenofobia, el racismo y el clasismo, los males de las democracias modernas. Se quejan ciudadanos, líderes de comerciantes, cúpulas empresariales, autoridades locales: los migrantes generan caos, asaltan a peatones, roban tiendas, piden limosna, acosan mujeres, defecan en la calle. En tanto, el INM enfrenta esta crisis humanitaria con una redada de detenciones masivas. 

Hoy todos reprochan y señalan las consecuencias, 38 migrantes quemados vivos, ¿pero cuándo empezamos a discutir las causas? 

jonathan.lomelí@informador.com.mx

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