En estos días Google registró una tendencia de búsqueda muy curiosa. Miles en México comenzaron a googlear lo mismo: “¿Qué es comunismo?” Supe de dónde venía la inquietud hasta que el algoritmo me mostró al conductor Javier Alatorre en un video en donde alerta del resurgimiento del “virus comunista” en los nuevos libros de texto de la SEP. No criticaré el contenido de los libros porque antes debería leerlos y sólo de cuarto año de primaria suman mil 694 páginas. En su lugar intentaré explicar de dónde sale la retorcida idea de que la SEP hará “comunistas” a nuestros niños y niñas.Se relaciona con lo que el actual Gobierno bautizó como la Nueva Escuela Mexicana tras la contrarreforma educativa de AMLO en 2019. Se trata de un nuevo enfoque pedagógico para la educación básica en México. Este planteamiento de la 4T tiene al menos cuatro años cocinándose, por lo que nadie debería decirse sorprendido (a menos que se trate de oportunismo político).A nivel teórico, la Nueva Escuela Mexicana rompe totalmente con el paradigma de la educación como la conocemos. Plantea migrar la enseñanza desde una visión individualista a una colectiva o comunitaria.Este párrafo del manual dirigido a maestros y padres de familia define su esencia: “Tanto en las escuelas como en la sociedad, se ha dado demasiado valor a la acumulación de conocimientos como un medio para mejorar la condición económica de las personas, pensando que únicamente se trata de competir y de ser el mejor, de adquirir mayores conocimientos y de obtener la mejor calificación. Todo esto ha llevado a creer que la educación es una carrera individual, donde el esfuerzo personal y el egocentrismo servirán para ser exitoso”.Esto implica un nuevo enfoque pedagógico en donde los niños y niñas aprenden a partir de ejercicios en grupo y colectivos. Sustituye el examen tradicional por evaluaciones diagnósticas y formativas para que “estos dejen de ser un simple instrumento para promover, castigar o etiquetar a la o el estudiante”. Elimina las materias de español y matemáticas para integrarlas transversalmente y crea módulos en donde se trabaja por proyectos en la escuela, el aula y la comunidad. Incluso por grado hay un libro dedicado a cada rubro.En una sociedad hiper individualista, competitiva y falsamente meritocrática, ¿por qué sería malo apelar al sentido de lo colectivo y lo comunitario? Es un hecho que la convivencia vecinal y la conciencia del otro se diluyen en esta época de lucro, desigualdad y consumismo vacío.Por eso distingamos tres niveles en la polémica por los libros de la SEP: el formal, el político y el legal. Las críticas por gazapos y sesgos ideológicos en los libros de texto gratuitos son cíclicas en cada sexenio. Con Peña Nieto vivimos un escándalo porque detectaron 117 errores en los libros de texto en su primer año. Son cuestiones de forma que se politizan para desacreditar a gobiernos simplemente incompetentes para editar un libro adecuadamente. Pero no deja de ser un aspecto sólo formal y político. El aspecto legal tiene que ver con cumplir ciertos requisitos administrativos y burocráticos. Todos son importantes, pero sólo nos sitúan en la periferia del debate.El tema central, si queremos entrarle de verdad, tiene que ver con discutir si el nuevo modelo educativo es realista, pertinente y aplicable en nuestra sociedad. Si los maestros fueron capacitados y si tienen las herramientas y conocimientos para materializar el nuevo plan.Hay algo que debemos dimensionar. El contenido curricular del nuevo modelo educativo representa una disrupción y es mucho más trascendente que cualquier reforma administrativa del pasado como la de Peña Nieto. Y eso merece toda nuestra comprensión, más allá de histerias sobre el regreso del comunismo.
