Algunos de los llamados centennials y la posterior Generación Alfa, probablemente no hayan escuchado hablar del término “las tres grandes”, pero hace tan sólo 10 años -los referidos, si tienen suerte, eventualmente entenderán que esto no es mucho tiempo- en una ciudad llamada Detroit, en la frontera con Canadá, se celebraba el salón de automóviles más importante del continente americano y que algún día había sido el más influyente del planeta. El North American International Auto Show (NAIAS) era el lugar donde todos los fabricantes de autos del mundo querían estar. Si una marca no estaba presente, es que no se vendía en el entonces mayor y más rentable mercado del orbe. Hoy, el NAIAS se volvió un salón local, en el que los habitantes de una ciudad que abriga a 620 mil personas, tienen la oportunidad de ver y manejar, dentro de un espacio en el que antes era demasiado caro para que esto fuera posible. ¿Cuáles son los motivos que provocaron esta fuerte y rápida decadencia?Como cada año, los que nos dedicábamos a cubrir las noticias de esta industria o los que estaban en ella, sabíamos que nos tocaría volar al frío y la nieve, ver las grandes lozas de hielo flotando en el río que da nombre a la ciudad y la separa de Windsor, en el único punto en el que Canadá está al sur de Estados Unidos.La pérdida de fuerza del salón de Detroit comenzó en los primeros días de 2007. En ese año, en una repleta arena Joe Louis, el Chairman de Ford, William Clay Ford Jr., o simplemente Bill Ford, hizo una videoconferencia pública con su tocayo Bill Gates, quien estaba en otro salón, del que no muchos en el mundo de los autos habíamos oído hablar entonces: el Consumer Electronic Show (CES) en Las Vegas. Ford y Gates anunciaban una alianza en la que Microsoft se encargaría de desarrollar el que prometía ser entonces el más avanzado sistema de infoentretenimiento en los autos, llamado SYNC. Fue un momento simbólico, a partir de ahí la electrónica entró a los coches para quedarse. Con tanta fuerza llegó, que hoy es el CES, de facto, el salón de automóviles más importante de todas las Américas, aunque está muy lejos de ser el principal en el mundo.La única noticia “relevante” generada en el NAIAS este año fue el premio de Auto del Año para el Civic, de la pickup para la Ranger y el de utilitario para la VW ID Buzz.En Las Vegas, por otro lado, tuvimos el lanzamiento del nuevo sistema de infoentretenimiento de BMW, el Panoramic iDrive. También vimos el Afeela, la colaboración entre Honda y Sony que generó un sedán eléctrico hecho para luchar vs el Tesla Model S y el Lucid Air. Honda también mostró los prototipos eléctricos 0, en forma de SUV y otro que, bueno, digamos que es un sedán. VW mostró el regreso de la marca Scout, con una pickup y una SUV. Y la empresa Donut Labs lanzó un motor eléctrico pensado para ir en cada rueda del auto, capaz de generar impresionantes 845 HP.Curiosamente, marcas que no se venden en Estados Unidos también usaron el CES para mostrar sus novedades. La china GWM mostró un sistema de tracción integral que usa inteligencia artificial para sus vehículos, al igual que una moto V8. Sí, leíste bien. Zeekr, división de lujo de Geely, mostró un robot para cargar de manera autónoma a los eléctricos y XPeng destapó un auto eléctrico que incorpora un helicóptero y costará cerca de 300 mil dólares, es decir, menos que un Rolls Royce. Sí, los chinos ya invadieron también a Las Vegas, ellos saben que Trump no va a durar para siempre en el poder.La victoria del CES sobre el NAIAS se debe en muy buena parte al hecho de que los grandes avances de los automóviles en las dos décadas más recientes son electrónicos, no mecánicos. Pero también a que las un día llamadas tres grandes, General Motors, Ford y Chrysler, que dominaron el primer siglo de existencia de los autos, dejaron de ser las mayores empresas del sector, cediendo espacio para VW, Toyota y, ahora, para los chinos. Su arrogancia les costó su liderazgo y puede costar su supervivencia. Lo mismo está pasando con los alemanes y si los asiáticos no aprenden de esos, también les pasará, tarde o temprano.oliveiraserg@gmail.com