Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Más de Notre Dame: los artesanos

Por: María Palomar

Más de Notre Dame: los artesanos

Más de Notre Dame: los artesanos

El lado positivo, si puede decirse, del desastre del incendio de Notre Dame es que significa una oportunidad de volver la mirada al significado y la importancia del “savoir faire” de sus artesanos, y propiciar que transmitan esos conocimientos y esas prácticas que en la mayor parte de los países se han ido perdiendo. Cuando hace algunos años se renovó Versalles, se pudo hacer de forma impecable y espectacular porque a lo largo de siglos se han conservado los moldes, los planos y los dibujos de cada palmo del palacio, desde las molduras hasta las tuberías, y porque además se cuenta con los recursos humanos (por no mencionar los financieros) para explotar el “savoir-faire” de generaciones anteriores, unos conocimientos que se aquilatan en los países donde la cultura se toma en serio y como pieza esencial del prestigio de la nación. Y puede suponerse que algo tiene que ver con que Francia sea el país que más turismo recibe en el mundo.

Después del incendio, buena parte de la gente (entre la que estaban los partidarios de la modernización) creían y afirmaban rotundamente que ya no era posible reconstruir la catedral tal cual se hizo en el siglo XIII, en la época de las cruzadas y del Rey San Luis (IX). Pero de inmediato hubo quienes contestaron que sí es posible, y que saben cómo hacerlo, porque llevan veinticinco años trabajando precisamente en la construcción, casi desde cero y con sistemas medievales, de una fortaleza que data de 1253: el pequeño castillo de Guédelon.* 

Se trata de un proyecto único en Europa que primero se formuló en términos de “arqueología experimental”, pero donde en lugar de excavar se trabaja hacia arriba, se construye usando exclusivamente las herramientas y los métodos de la época y, hasta donde es posible, echando mano de los recursos de la región. Guédelon se ha convertido en imán de mas de trescientos mil visitantes al año a esa zona del norte de Borgoña, donde en un claro del bosque está lo que es a la vez taller permanente, institución educativa y centro de investigación. De esa curiosa mezcla de proyecto de investigación y centro de formación han salido muchos de quienes trabajan también en otras compañías que participan en la reconstrucción de Notre Dame.**

Frédéric Épaud, un académico especialista en carpintería medieval que forma parte del comité científico de Guédelon, afirma que la techumbre de la catedral era extraordinariamente compleja y muy avanzada para sus tiempos, pero que si duró 800 años sin problemas fue precisamente por sus técnicas constructivas y el tratamiento de materiales. No se trata de nostalgia: es que, por ejemplo, una viga cortada con una sierra eléctrica destruye lo que sería la columna vertebral de la madera, el “alma” del árbol. Si se quiere un trabajo de esa calidad y longevidad, hay que recurrir a las formas de hacerlo de aquel entonces. Y todo, absolutamente todo, es a mano. Épaud también forma parte del comité que controla las obras de Notre Dame y es académico del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS). 

**‘They said it was impossible’: how medieval carpenters are rebuilding Notre Dame | Notre Dame | The Guardian

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