Sábado, 20 de Abril 2024

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No señor, las escaleras se barren de abajo hacia arriba

Por: Juan Palomar

No señor, las escaleras se barren de abajo hacia arriba

No señor, las escaleras se barren de abajo hacia arriba

Sobre todo en términos urbanos. ¿Qué es “barrer” en la ciudad? Simplemente, hacer lo necesario para que las cosas estén bien. Barrer es arreglar algo, disponerlo con limpieza y orden, hacerlo útil y hasta bonito. Veamos.

Situémonos en un nuevo fraccionamiento. Primero se traza -sobre el suelo- el proyecto. Después se nivela lo que hay que nivelar para preparar el terreno y dejarlo bien barridito para lo que sigue. Se introducen en el subsuelo las redes de servicios: agua, drenaje luz, teléfonos, cable, etc. Luego se ponen sobre el mismo suelo los arroyos y las banquetas necesarias. Se hacen los parques y equipamientos a los que el fraccionador se comprometió sobre el suelo mismo. Cuando esto está terminado y aprobado por el Ayuntamiento es el momento en que se puede seguir barriendo hacia arriba, o sea, levantando casas, comercios y otras fincas. 

El anterior es uno de los muchos ejemplos que demuestran que los aliños y trabajos en la ciudad van de abajo hacia arriba. (Lo mismo pasa con las organizaciones humanas incluyendo los partidos políticos.) Nunca será mucho lo que se insista, por ejemplo, en que sin una banqueta digna las construcciones anexas sufren un grave demérito, y constituyen una majadería y un peligro para todos los peatones. Desgraciadamente esto pasa todavía con alarmante frecuencia. No es comprensible que las autoridades no inicien una feroz campaña para -como se hizo siempre- obligar a los propietarios de las fincas a mantener impecables sus banquetas.

En cambio, ha sido muy loable la exitosa campaña para mantener libres de coches estacionados y otros estorbos las banquetas de la ciudad. El cumplimiento de las normas, propulsado por feroces multas a automovilistas y dueños o inquilinos de las fincas, es todo un éxito que habrá que sostener a toda costa. Arreglando esas banquetas lo demás viene en cadena: el mismo estado de las aceras se arregla, se plantan más árboles y plantas en las superficies supuestamente dedicadas a falsos cajones de estacionamiento, y se sigue barriendo hacia arriba. Se pintan y acicalan las construcciones, con labores que se realizan con una escalera que se sube de abajo hacia arriba.

Se quitan chipotes, se adecúan las fachadas, se corrigen letreros fuera de orden, y la plusvalía, de abajo hacia arriba, aumenta. Vamos a ver, en las construcciones clásicas se hacía un zócalo de servicios a nivel de tierra y sobre él se edificaba el piano nobile, o sea las principales habitaciones de la finca.

Así es que hay que dejarse de boberías. El cimiento va primero. La frasecita que algún demagogo emplea para “indicar” cómo barrer es una simpleza y una perversa trampa. Hay que hacer todas las cosas con orden y sentido común. Como las haría un ranchero.

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