La renuncia de Alejandro Encinas al cargo de subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación es una mala señal para quienes esperaban que el Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) cumpliera con las promesas de buscar la verdad y la justicia en casos emblemáticos como Ayotzinapa y para hacer avanzar le justicia a víctimas de diversas violencias cometidas por el Estado mexicano en el pasado. Por el contrario, la renuncia de Encinas es una buena noticia para quienes desde el Gobierno actual han apostado al olvido, a la cerrazón de los archivos, a que no se investigue, no se conozca la verdad y a que se mantengan en la impunidad los perpetradores de graves crímenes contra la sociedad mexicana, como la matanza del 68, el Halconazo del 71, la Guerra Sucia, las masacres contra campesinos y pueblos indígenas, así como los diversos repertorios represivos que se cometieron en décadas pasadas. Sin llegar a conformarse algo parecido a un proceso de justicia transicional, durante el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador se impulsaron algunas instancias y procesos que abrieron la esperanza, entre algunas víctimas y organizaciones de derechos humanos, para que se avanzara en un proceso de verdad y justicia. En este contexto se creó la Comisión Presidencial para la Verdad y acceso a la Justicia en el caso Ayotzinapa (Covaj), la Unidad Especial para la Litigación e Investigación del caso Ayotzinapa (UELICA), la extensión de un nuevo mandato para los trabajos del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), y la conformación de la Comisión Nacional de Búsqueda y la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990. A ojos de algunas víctimas, como los padres de Ayotzinapa y de distintas organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, Encinas empujaba la agenda de conocer la verdad y la justicia sobre hechos represivos del pasado. En buena medida esto se debe a su biografía política. Encinas se formó en la izquierda comunista y socialista del país: PCM, PSUM, PMS, PRD, hasta sumarse a Morena. Al renunciar, Encinas deja varios pendientes por resolver, entre ellos la comisión para el caso Ayotzinapa, la Comisión para el Acceso a la Verdad sobre la guerra sucia, el nombramiento del titular de la Comisión Nacional de Búsqueda y la actualización del Registro Nacional de Desaparecidos. En la mañanera del jueves pasado, López Obrador dijo que en el gabinete de seguridad se despidió con aplausos a Encinas y anunció su remplazo. Se trata de Félix Arturo Medina Padilla, quien era el titular de la Procuraduría Fiscal, pero parece ser un personaje que no tiene ni la trayectoria ni el peso político que tenía Encinas. Por lo tanto cabe esperar que el impulso de los temas de derechos humanos, memoria, reparación y justicia no tengan la debida fuerza dentro de lo que resta del Gobierno de López Obrador para imponerse a las facciones del Gobierno de la 4T, especialmente las Fuerzas Armadas, que no quieren que se avance en estos temas. La renuncia de Encinas parece la confirmación de que en la pugna dentro del Gobierno de la 4T entre abrir los archivos, llegar a la verdad y denunciar a los perpetradores o de quienes se oponen a todo ello, ganaron estos últimos. Punto para las Fuerzas Armadas.Al renunciar Encinas, varias organizaciones como el Centro Prodh, y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) lamentaron su renuncia. Se va un funcionario que empujó la agenda por conocer la verdad y por eso lo reconocen. Pero ¿qué pensarán las víctimas como los padres de los normalistas Ayotzinapa o colectivos de familias que buscan a sus desaparecidos que depositaron su confianza en él para hacer que sus exigencias avanzaran y se cumplieran? Probablemente lo verán como otro político más que al no conseguir sus promesas con las víctimas, se despide de ellas y se consigue el siguiente puesto en el siguiente Gobierno. A menos que Encinas se decida a abrirse a la verdad y revelar los motivos de su renuncia y denunciar de frente a quienes impidieron que la agenda que impulsaba, se frenara.