El INEGI publicó esta semana los datos de crecimiento económico a nivel estatal, el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal o ITAEE correspondiente al segundo trimestre de este año. Este dato señala, el nivel de actividad económica que se desarrolla en cada una de las entidades del país.Así es como podemos entonces identificar los estados que han logrado mayores niveles de actividad económica y aquellos que se han estancado.Si tomamos como punto de inicio el sexenio del presidente López Obrador, veremos que, de todos los estados de la República, el que terminó con un mayor crecimiento acumulado en el sexenio, es precisamente su estado “natal”: Tabasco.Tabasco se encuentra a la cabeza con un crecimiento acumulado de casi un 42 por ciento. Es decir, de cuando inició el sexenio de AMLO hasta julio del 2024, la economía tabasqueña había crecido en un 42 por ciento.Un dato impresionante, si lo comparamos con las regiones que habían sido las más dinámicas, como los estados fronterizos o con vocación turística como Quintana Roo o Baja California Sur. En el caso de Quintana Roo, apenas tuvo un crecimiento acumulado de menos de un 13 por ciento y en el caso de la Baja California Sur, no llegó ni al 2 por ciento.Este crecimiento impresionante de Tabasco se explica por dos razones, la primera es que Tabasco es un estado pequeño. Con apenas una población de 2.4 millones de personas, tradicionalmente había sido una economía muy limitada. La segunda razón es el fuerte impulso que tuvieron los tabasqueños debido a la construcción de la Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco.Una construcción que primero se suponía que no costaría más de 8 mil millones de dólares y que de lo que se sabe es que terminó costando más del doble, representó una inyección de dinero en cantidades que no veía el estado en mucho tiempo.La dinámica económica creció, el movimiento de materiales se incrementó y el empleo se dinamizó en un proyecto de esa magnitud.Lamentablemente, se estima que este jalón que tuvo la economía tabasqueña, ya se haya agotado. Terminado la derrama de dinero público que recibió, entonces Tabasco volvería a sus tradicionales niveles de crecimiento entre el cero y los números negativos.Lo mismo podemos decir para los siguientes lugares en el ranking. Oaxaca logró el segundo lugar con un crecimiento acumulado del 25 por ciento gracias a las obras del Corredor Transístmico, Chiapas el tercer lugar con un crecimiento del 13 por ciento gracias a las obras del Tren Maya y lo mismo Yucatán, que logró un crecimiento acumulado del 8 por ciento gracias al Tren.La gran pregunta es si estos estados que se vieron favorecidos con la derrama económica federal serán capaces de mantener ese ritmo de crecimiento económico.Se aprecia difícil, ya que, al cerrarse la llave de los recursos públicos, simplemente no hay manera de que se mantengan dicho impulso.El Tren Maya generará cierta derrama económica, pero ni siquiera podemos decir que crea empleos, ya que es operado por el ejército. En el caso de la refinería, seguramente el valor de su producción (cuando produzca) contará para el PIB de Tabasco, lo que es de esperarse que eleve el nivel de la actividad económica ahí.Al final, los estados siempre deberán de apostarle por desarrollar y fomentar actividades económicas que sean sostenibles en el tiempo, como la industria, la manufactura, el comercio o el sector agropecuario. Sectores que sabemos que no dependen de que haya o no dinero público.Por cierto, Jalisco quedó en el lugar 16 en el ranking de estados con un crecimiento acumulado de apenas el 4 por ciento. Nuevo León quedó en el 17 con un crecimiento acumulado de apenas 3.3 por ciento. Solo el Estado de México se vio en mejor posición en el lugar 13, con un crecimiento acumulado del 5.9 por ciento.En conclusión, que bueno que hayan crecido los estados de una región del país que tradicionalmente se mantenía estancada. Que malo que no vayan a ser impulsos permanentes.
