El discurso que el presidente Donald Trump dio el miércoles pasado frente a la Casa Blanca no solo incitó a la insurrección, sino que se convirtió en la tumba de su carrera política.La Sección 3 de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución entre otras cosas dice: “Ninguna persona podrá ser senador o representante en el Congreso... Presidente o Vicepresidente... si habiendo prestado juramento ha incurrido en insurrección o rebelión”.Y es precisamente de rebelión de lo que se inculpa en la propuesta de juicio político que ayer fue sometida a la Cámara de Representantes, lo que presumiblemente sepulta las intenciones del mandatario, quien desde que sintió la derrota electoral comenzó a formar su comité de campaña para la elección del 2024. Intención que se frustra por los acontecimientos, pero no así el fenómeno del trumpismo que quedó demostrado existe y que no se va a acabar de la noche a la mañana.Con su carrera política acabada y sus negocios en crisis, tendrá a partir del 21 de Enero seguramente enfrentará una serie de demandas de todo tipo (personales, comerciales, federales, etc.) y hasta poder ser convicto si así lo deciden los tribunales.Otro daño es la posición que han asumido las grandes corporaciones empresariales que retiraron los donativos o contribuciones a los republicanos que se oponen a la certificación de Joe Biden como presidente. Decisión que se convierte en un tiro de gracia a las campanas de los candidatos.Y para levantar aún más la presión que se vive en el país, las amenazas personales a varios congresistas demócratas por parte de los seguidores de Donald Trump, quien se mantiene alejado. Distancia que preocupa, sin pronóstico de cuál será su siguiente paso. ¿Usted, qué opina?