Vaya contrastes de la política norteamericana. Ayer, mientras en el Capitolio en Washington se certificaba oficialmente la victoria electoral y con ello la obtención de la presidencia por parte de Donald Trump, en Nueva York los abogados del exmandatario montaban toda una ofensiva legal para evitar la sentencia penal -que fue frustrada ayer por el juez- que este viernes será dictada por los 34 delitos que se le encontró culpable en el caso de Stormy Daniels y en Mar-A-Lago en Florida el presidente electo insistia en que Canadá debe convertirse en el estado número 51 de la Unión Americana. Todo un panorama extraño y confuso alrededor del quien a partir del próximo día 20 se convertirá en el presidente número 47 de nuestros vecinos del norte.“Es una píldora muy difícil de tragar”, dijo ayer Jamie Raskin, representante de Maryland en la Cámara Baja, al hacer referencia que el hombre que hace cuatro años -ayer 6 de enero- encabezó una revuelta y asaltó el Capitolio, y se le estaba certificando para ocupar nuevamente la Casa Blanca. Pero esa misma frase se puede aplicar para todo lo mencionado en el párrafo anterior. Todo lo que sucede en el entorno del presidente electo es así, lleno de incertidumbre, polémica, cuestionamientos y dudas.Y para darle un marco de mayor “fascinación” a lo sucedido ayer, la vicepresidenta Kamala Harris -quien perdió la elección presidencial-, que como presidenta del Senado fue la encargada de presidir la sesión y pronunciar la certificación final del triunfo electoral de Trump y designación oficial como nuevo presidente de los Estados Unidos, calificado su papel e intervención como “una obligación sagrada”.Trump, quien en 13 días asumirá su segundo mandato, lo hará como un criminal convicto y eso pasará a la historia. El juez Juan Merchan, quien está a cargo del caso, dijo que “no hay impedimento legal para hacerlo y solo con la resolución definitiva de este asunto se servirá a los intereses de la justicia”, mientras que Trump argumentó que todo esto es “un ataque político ilegítimo, es una farsa amañada”. Sin embargo, los capítulos de su historia de vida Trump los ha escrito con argumentos llenos de mentiras, argucias falsas o manipuladas, polémicas, arrebatos y propuestas fuera del sentido común, confirmado que es “una píldora difícil de tragar”. Lo lamentable de todo, es que dentro de sus “locuras” México se ve involucrado en muchos sentidos y las repercusiones en la relación bilateral pueden ser muchas, además de convulsionar más al tejido social.¿Usted, qué opina?