Martes, 07 de Enero 2025

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Visión económica

Por: Luis Ernesto Salomón

Visión económica

Visión económica

El proceso de integración económica entre México, Estados Unidos y Canadá ha sido uno de los más intensos del mundo desde la década de los noventa. Lo que comenzó como acuerdos bilaterales entre Canadá y Estados Unidos evolucionó hacia una escala trilateral en 1994 con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Este tratado marcó una nueva etapa de intercambio comercial creciente, fundamentado en la reducción de aranceles y el establecimiento de reglas de origen para definir qué bienes podrían beneficiarse del acuerdo. La visión inicial se enfocó en el crecimiento del sector exportador.

A pesar del aparente enfoque meramente aduanero, los tratados comerciales incluyeron temas medioambientales y laborales que han ganado relevancia en la búsqueda de un equilibrio. Para México, esto representa una presión positiva para fortalecer las libertades sindicales y aumentar los salarios, permitiendo dejar atrás el modelo de competitividad basado exclusivamente en bajos costos laborales.

Los recientes anuncios del presidente electo Donald Trump sobre la posible imposición de nuevos aranceles plantean un desafío significativo. Sin embargo, es crucial considerar que dichos cambios deben pasar por procesos técnicos y una cuidadosa ponderación de los intereses involucrados. Además, la verdadera competencia comercial no está entre los tres socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sino frente a las economías asiáticas, especialmente China. Esto subraya la necesidad de coordinar políticas públicas armonizadas entre las tres naciones para enfrentar el desafío de la competencia global como un bloque.

Aunque México tiene un menor tamaño económico en comparación con Estados Unidos, ha desarrollado un peso específico propio. Ante el inicio de una nueva administración en ambos países, es oportuno delinear con claridad los objetivos y metas económicas que perseguimos, estableciendo los sectores prioritarios y las políticas que los fortalecerán, especialmente cuando los actores económicos globales están atentos a las acciones de México.

En este sentido, el reciente anuncio del Plan Nacional de Desarrollo (PND) es una acción estratégica que busca dar certidumbre y delinear un camino claro hacia el crecimiento económico con justicia social. Este plan incluye objetivos ambiciosos, como posicionar a México entre las diez economías más grandes del mundo (actualmente ocupa la posición 13 o 14), atraer 100 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, generar 1.5 millones de empleos adicionales en manufactura especializada y sectores estratégicos, y alcanzar un 50% de producción nacional en el consumo de productos como muebles, juguetes, textiles y calzado.

Además, el PND establece metas específicas en cadenas globales de valor, como lograr más de un 15% de contenido nacional en sectores como el automotriz, aeroespacial, electrónico, semiconductores, farmacéutico y químico. También se busca que al menos el 50% de las compras del sector público provengan de productos nacionales. Estas acciones se complementan con una estrategia de desarrollo regional que incluye incentivos y mecanismos para fomentar la inversión en infraestructura y proyectos estratégicos.

El PND representa una visión integral para una nueva etapa en el desarrollo económico e industrial de México, basada en el concepto de prosperidad compartida: un crecimiento económico que promueva la justicia social y el bienestar colectivo. Este enfoque no solo busca que México avance económicamente, sino que también lo haga de manera equitativa, asegurando que nadie quede atrás.

En un entorno global marcado por la incertidumbre y la competencia feroz, el PND es una declaración de intención que coloca a México en una posición estratégica. Con objetivos claros y acciones concretas, México no solo responde a los desafíos externos, sino que también adelanta el juego, posicionándose como un actor clave en el escenario económico global.

Ahora corresponde ejecutar las acciones anunciadas con oportunidad, estableciendo mecanismos de coinversión público-privada, incentivos efectivos y los cambios normativos necesarios. Esta oportunidad es vital para generar certidumbre en los mercados, que evaluarán en los próximos meses el riesgo asociado a los instrumentos financieros emitidos por México. El momento exige visión y acción coordinada para consolidar el futuro económico del país.

luisernestosalomon@gmail.com

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