Lunes, 17 de Noviembre 2025

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Anexos de muerte

Por: Jaime Barrera

Anexos de muerte

Anexos de muerte

Todavía no se esclarece el asesinato de Alejandro Garín Velasco, ocurrido el pasado 8 de julio, dentro del mal llamado centro de rehabilitación “Redescúbrete”, que operaba en la Colonia San Juan Bosco, en Guadalajara, cuando nuevamente salen a la luz más abusos y crímenes que se cometen en los también llamados anexos con los testimonios que relataron a Las Noticias N+ ex internos de la supuesta clínica de rehabilitación “Vikingos”, en Tonalá, donde también se quiso esconder otro asesinato la semana pasada.

Del caso del homicidio del joven Garín Velasco, habrá que recordar que en octubre pasado su madre Georgina Velasco denunció que el asesinato de su hijo se quiso ocultar asegurando que había muerto al caer de una litera, cuando en realidad había sido golpeado con suma brutalidad.

Esta versión falsa que dieron los encargados del anexo “Redescúbrete” había sido avalada por peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses y aceptada en los expedientes de la Fiscalía estatal. El propio gobernador Pablo Lemus afirmó que, de acuerdo con los reportes que tenía, Alejandro no tenía huellas de violencia, pero que la investigación continuaba. Lo que habrá que aclarar de entrada, pues, es la complicidad de peritos y agentes de la Fiscalía con los responsables del anexo para ignorar la necropsia que señalaba que fueron dos golpes contundentes en la cabeza los que habían provocado el derrame cerebral que le provocó la muerte a Alejandro, y que registraba múltiples golpes en brazos y piernas, así como señales de ahorcamiento y ataduras de pies y manos.

Así, gobiernos van y gobiernos vienen sin que ninguno haya podido erradicar la operación clandestina de estos albergues donde supuestamente se rehabilita a hombres y mujeres que padecen alguna adicción, pero que en realidad son centros de agresión psicológica y física a grados de tortura mortal, y que en realidad son sólo negocios que lucran de las familias de los adictos.

Más preocupante aún, son los nexos que muchos de estos centros clandestinos tienen con el crimen organizado y que han quedado patentes cuando sicarios han asesinado o privado de la libertad a algunos de los “anexados”. Prueba de ello, también, es el hecho de que en lo que va del año, se han localizado en este tipo de albergues a 12 personas con reportes de desaparición.

Habrá que reconocer que en la actual administración estatal de Lemus se han realizado, como nunca, operativos de revisión, y en menos de un año llevan ya casi una centena de diligencias. Es claro, sin embargo, que se necesita hacer mucho más para frenar esta barbarie y cumplir con la obligación de la autoridad de supervisarlos.

La aparición constante de nuevos casos de torturas y asesinatos, y el reconocimiento de las autoridades municipales metropolitanas que hay cientos de “anexos” operando en la clandestinidad es la más clara evidencia de que hay muchas tareas por hacer, entra otras, una minuciosa revisión y corrección de las políticas públicas para enfrentar el fenómeno de las adicciones, que aparece cada vez a edades más tempranas, que implique trabajar para cambiar la visión y técnicas utilizadas en los “anexos” para la rehabilitación de las y los adictos, los métodos de control y supervisión, empezando por hacer un padrón real de este tipo de centros, de sus responsables y de sus pacientes.

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