Con gráficas, bombo y platillo, la Presidenta Claudia Sheinbaum presumió el viernes pasado en su rueda de prensa mañanera que, de acuerdo con datos del Banco Mundial (BM), México tenía por primera vez en su historia más población en el estrato social de clase media que en el de la pobreza.Como estas tendencias se empezaron a cruzar a partir de 2018, cuando inició el sexenio de su antecesor y mentor político, Andrés Manuel López Obrador, señaló que ese logro era gracias al gobierno de la autollamada Cuarta Transformación y al principio del “por el bien de todos, primero los pobres”, de su “economía moral”.Ciertamente, nuevamente el mérito se lo lleva AMLO, porque las mediciones corresponden a 2022, cuando 33.2 por ciento de la población se colocó en la clase media, por arriba del 26.5 por ciento que, clasificados por sus ingresos, se ubicaron en la pobreza. En 2024, último año de su sexenio, esa tendencia se confirmó, y la clase media subió a 39.6 por ciento y la pobreza bajó a 21.7 por ciento.Este logro tan festinado por Sheinbaum se convierte, a la vez, en otro difícil reto para mantener en su gestión, como pasó con la exitosa política salarial del fundador de la 4T, de sus apoyos vía programas sociales, de la inversión pública que hizo en la zona sur del país, acciones que fueron claves para sacar a 13.4 millones de mexicanos de la pobreza y ensanchar las clases medias, como ahora se confirma.Porque, como le he comentado aquí, si en algo se fincó el abrumador triunfo electoral de Sheinbaum y de los gobiernos de la autollamada 4T, fue en el cambio radical en la política de los salarios mínimos que asumió López Obrador respecto a los tres sexenios anteriores, junto con las entregas de efectivo de los programas sociales, las megaobras (pese a su gran ineficiencia) del Tren Maya y la refinería Dos Bocas en el sur de México, y la reducción de impuestos a los asalariados, que aceitaron de credibilidad su narrativa y eslogan de que “por el bien de México, primero los pobres”, que ha hecho suyo la Presidenta.Por lo pronto, en el tema salarial, Sheinbaum ya tomó la misma ruta al aumentar 12 por ciento los minisalarios en enero pasado, con lo que en los estados fronterizos subieron casi 50 pesos diarios, y en el resto de los estados de la República aumentaron casi 30 pesos, al pasar de 248.93 pesos a 278.80, con lo que quedó en 8 mil 364 pesos mensuales. Para 2026, el aumento es de casi 10 por ciento, con lo que el general subirá a 315.04 pesos diarios y en la zona libre de la frontera a 440.87 pesos.Habrá que ver, pues, si Sheinbaum mantiene este paso y logra que las clases medias sigan creciendo y la pobreza disminuyendo, y que la política salarial logre alcanzar los 12 mil 400 pesos mensuales que la extinta Coneval fijaba para alcanzar la línea mínima de bienestar.