Resulta inevitable observar con atención cada movimiento en la trayectoria de Jared Serna, ese joven pelotero mexicano que, con estoicismo y un talento que desborda naturalidad, se ha ido abriendo paso en un sistema tan complejo y competitivo como el de las Grandes Ligas. El beisbol, más que un deporte, es un tejido emocional donde se entrelazan ilusiones, disciplina y oportunidades que aparecen y se esfuman con la misma velocidad con la que viaja una recta de 98 millas por hora. Y Serna, con su temple de acero y un bate que responde cuando más se requiere, ha logrado posicionarse en la conversación que importa: la de quienes están llamados a tocar la puerta del máximo nivel.Si alguien necesitaba pruebas recientes de que el muchacho está hecho de otra madera, el Estadio Panamericano acabó por disipar dudas el pasado domingo 16 de noviembre. Aquella noche histórica para los Charros de Jalisco, el joven originario de Guaymas no solo contribuyó al triunfo por 5-1 sobre los Tucson, sino que se apoderó de uno de los récords más emblemáticos de la Liga Mexicana del Pacífico: el de más triples en una sola temporada. Serna, prospecto de los Miami Marlins, llegó a 29 juegos en la campaña, suficiente para incrustar su nombre en letras doradas. Con el triple que estremeció a la afición, el sonorense se colocó en solitario como líder absoluto en ese departamento con nueve, superando una marca que había resistido más de cuatro décadas. No fue casualidad ni golpe de fortuna: fue la confirmación de que estamos frente a un pelotero que aprende, madura y responde con la serenidad y el ímpetu que requieren quienes aspiran a llegar lejos.Ese logro sacudió la Liga, pero también envió un mensaje inevitable hacia el norte: el sistema de desarrollo de los Marlins tiene entre manos a un jugador cuyo crecimiento parece imparable. Su evolución ha sido consistente, equilibrada, fruto no solo de una maduración técnica sino de un entendimiento cabal del juego. Serna combina algo que pocas organizaciones están dispuestas a dejar pasar: explosividad al bate, visión paciente en el plato y una defensa que, si bien aún se pule, cumple con solvencia.Esa combinación de virtudes provoca que hoy se hable, sin exageraciones, de un futuro cercano en el que Serna podría recibir la llamada que divide carreras y define destinos. No obstante, como suele ocurrir en este deporte impredecible, el sendero hacia la gran carpa nunca es lineal, y es ahí donde asoman las elucubraciones, necesarias para comprender la magnitud del reto.Hay quienes sostienen que Serna podría convertirse pronto en un utility premium, de esos que ofrecen versatilidad en el cuadro y un bate oportuno desde la parte media o baja de la alineación. Otros vaticinan que su desarrollo ofensivo podría incluso llevarlo a competir por un sitio titular, particularmente en organizaciones que necesitan dinamismo y consistencia de contacto.A su favor juega algo que no se entrena: la tendencia ascendente. Serna no ha dejado de mejorar, incluso en periodos donde la presión suele estancar a otros. En un sistema donde cada fildeada, turno y decisión estratégica son embudo y filtro, mantenerse en la conversación ya es un triunfo. Pero Serna aspira a más, y ese “más” pasa por un entorno que deberá apostar por él con la misma convicción con la que el muchacho ha apostado por sí mismo.El beisbol mexicano también observa con expectación. No es menor el impacto que tendría ver a otro talento nacional consolidándose en Grandes Ligas, más aún en una época donde México busca afianzar su presencia en las ligas de élite. Serna representa esa nueva generación que entiende que la disciplina es un idioma universal y que el talento, por sí solo, no basta; debe acompañarse de carácter, resiliencia y la profunda convicción de que cada oportunidad puede ser la última.Su carrera no ha dependido de un solo año espectacular ni de un salto mediático repentino; ha sido más bien un proceso que, paso a paso, lo coloca cada vez más cerca del escenario mayor. Ese récord de triples es símbolo y señal: no solo de explosividad, sino de consistencia.Si mantiene el ritmo, Jared Serna terminará por confirmar lo que sus números, sus noches históricas y su madurez ya insinuaron: que su destino, tarde o temprano, apunta hacia Grandes Ligas. Y cuando ese día llegue, recordaremos que el camino empezó a iluminarse con un triple que rompió un récord de 40 años y anunció que su historia apenas comienza.bambinazos61@gmail.com