Hoy, hace 5 años -28 de octubre de 2020-, EL INFORMADOR publicó mi primera colaboración. Gracias a la oportunidad y confianza que me dio Carlos Álvarez del Castillo Gregory (Editor/Director), llegué a este diario y casa editorial, que es la más antigua, tradicional y respetada en Guadalajara. En aquella ocasión titule la reflexión como “El nuevo poder electoral latino”, haciendo referencia a que el 3 de noviembre se celebraría la elección presidencial en Estados Unidos, donde Joe Biden intentaba elegirse, mientras que Donald Trump buscaba un segundo término en la Casa Blanca y en donde el voto hispano tendría mucho peso, ya que de los 60 millones de hispanoparlantes que había en el país, 32 millones tenían el derecho de ejercer su derecho en las urnas.Escribí en el contexto de las consideraciones que las campañas presidenciales de los candidatos “... se han convertido en una de las más controversiales de la historia democrática de este país”. Y establecía que “de un lado, un Donald Trump que ha demostrado que la política no es su virtud, y que su método para conseguir objetivos es dividir los argumentos e imponer sus pretensiones. Del otro lado, un Joe Biden con muchos años en el servicio público, amplia experiencia administrativa, pero con escaso -dicen algunos quienes han estado en su círculo inmediato- roce en el sector económico”.Y también lo advertía, “la disyuntiva para el elector estadounidense es si quieren seguir navegando con muchas sorpresas en un mar de turbulencias y con destino incierto -con Donald Trump-, o bien continuar con un camino menos sinuoso, con la tranquilidad gubernamental -con Joe Biden-”. Hace 5 años escribí que en México “las señales -desde Palacio Nacional- apuntan por favorecer por una continuidad -con Biden- para no ver interrumpida la inercia de la relación comercial y no afectar a nichos tan importantes como el automotriz y el de la manufactura”. Y establecía que, desde nuestro país, “el interés es afianzar la nueva relación comercial, y para los mexicanos que radican al norte del río Bravo, es tener un presidente que no los discrimine, que nos llame “rateros, violadores y narcotraficantes, y que los vea como seres humanos para permitirles cumplir el sueño americano”.Han pasado 5 años… Tuvimos una “tregua” con Joe Biden en su segundo término, Donald Trump regresó a la Casa Blanca y la relación bilateral se convulsionó. Trump continúa dividiendo argumentos e imponiendo -ahora más autoritario- sus caprichos. Hoy estamos navegando -todos los días- en un mar de muchas turbulencias, con un destino comercial o futuro incierto, y ahora, ahora hasta enriqueciendo el diccionario “trumpista” de “rateros, violadores y narcotraficantes”, se agrega el de “terroristas”, además de amenazarnos con invadirnos… Han pasado 5 años, y todo sigue igual o peor. Usted, ¿qué opina?