Detrás de la producción de cada vehículo eléctrico, se encuentra una industria minera que provoca el desalojo forzoso de comunidades enteras y abusos contra los derechos humanos, como muertes, enfermedades, agresiones sexuales, incendios, esclavitud y explotación laboral infantil.La fabricación de las baterías recargables de estos automóviles, al igual que las de los celulares y otros dispositivos, implica el uso de litio, níquel y cobalto, entre otros. Este último tiene su principal reserva en África, específicamente en zonas marginadas en las provincias de la República Democrática del Congo.Ante el aumento de la demanda de esta materia, las empresas han ampliado sus proyectos de extracción, para esto han recurrido al desalojo forzado de comunidades enteras en las provincias de Lualaba, Katanga, Kassai y en las regiones del lago Kivu, en el Congo, que posee más del 50% de las reservas mundiales de cobalto, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.Familiares de menores de edad que han muerto mientras trabajaban en minas de cobalto en la República Democrática del Congo interpusieron una demanda contra las compañías tecnológicas más importantes del mundo y, si prospera, sentaría un precedente histórico. Afirman que el cobalto que se extrae de las minas sirve para alimentar teléfonos móviles, ordenadores portátiles y autos eléctricos.El bufete de abogados especializado en derechos humanos International Rights Advocates presentó la demanda ante un tribunal de Washington DC en nombre de 14 padres, madres o menores fallecidos.Se alerta que hay menores de edad que trabajan en las minas de cobalto e integran la cadena de suministro de estas compañías. También hay familias de lesionados, quienes reclaman una indemnización por trabajos forzados y una compensación adicional por enriquecimiento injusto.La investigación “Cobalto rojo”, revela que cada día muere un niño en el Congo. La investigación realizada por Siddharth Kara expone las condiciones infrahumanas que sufren los trabajadores de las minas de cobalto, un material también usado para la fabricación de celulares.La organización Iniciativa por la Buena Gobernanza y los Derechos Humanos (IBGDH) documentó diversos casos en dichas zonas, donde con base a engaños o amenazas, la gente abandona sus hogares para dar paso a las empresas extractivistas.“Desalojan por la fuerza a la gente, o la amenazan e intimidan para que abandone sus viviendas, o la engañan para que dé su consentimiento a acuerdos irrisorios. No había mecanismos para la presentación de quejas”, señaló Donat Kambola, presidente de la IBGDH.La batería de un vehículo eléctrico requiere por término medio más de 13 kilogramos de cobalto, y la de un teléfono móvil unos siete gramos. Se espera que la demanda de cobalto alcance las 222 mil toneladas en 2025. Una prueba de la explotación infantil en esos campos mineros, es la iniciativa Lucha contra el trabajo infantil en la industria del cobalto de la República Democrática del Congo (COTECCO por sus siglas en inglés) del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, que ha contabilizado más de 25 mil niños mineros. Derivado de esto, familiares de menores que han muerto o resultaron heridos mientras trabajaban en minas de cobalto en el Congo, presentaron en 2019 una demanda contra las compañías tecnológicas más importantes del mundo, como Apple, Google, Dell, Microsoft y Tesla.Arropados por el bufete de abogados especializado en derechos humanos International Rights Advocates, presentaron la demanda ante un tribunal de Washington DC en nombre de 14 padres, madres o menores, con la que acusa a estas compañías de haber propiciado o instigado estas muertes o lesiones graves, pues alegan que el cobalto que se extrae en estas minas sirve para alimentar teléfonos móviles, ordenadores portátiles y coches eléctricos fabricados por los gigantes tecnológicos.Según la denuncia, dichas empresas «ocultaron deliberadamente» su dependencia del trabajo infantil, y varios niños se vieron obligados a trabajar debido al hambre y la pobreza extrema, pero el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito de Columbia falló a favor de las empresas de tecnología el pasado mes de marzo, desestimando la apelación presentada por niños mineros y sus representantes.En agosto del 2022, el CEO Elon Musk y la junta directiva de Tesla alentaron a los accionistas a rechazar una propuesta que habría exigido a la empresa informar detalladamente sobre sus prácticas de abastecimiento de materiales y las medidas para garantizar que dependía del trabajo infantil, aunque fuera de forma indirecta. Telón de fondoUno de los métodos a través de los cuales las grandes empresas obtienen las materias primas necesarias para las baterías de los eléctricos, es a través de un mercado informal de minería menudista, en el cual se ven involucrados menores de edad en el trabajo de extracción.Se trata de la llamada Minería Artesanal a Pequeña Escala (MAPE) en el Congo, el cual se realiza de forma manual por personas que excavan en busca de cobalto en la periferia de grandes sitios de excavación industrializados.De acuerdo con un estudio de la Universidad de Nueva York y la Universidad de Ginebra, la MAPE representa entre el 15% y el 30% de la producción total en el Congo, y el 10% a nivel mundial, lo que la convierte en una parte integral de la cadena de suministro de cobalto.En el documento “Minería de cobalto en la República Democrática del Congo: Abordar las causas profundas de los abusos contra los derechos humanos”, dichas universidades señalan que se debería obligar a las empresas a exigir la formalización de la MAPE en lugar de pretender evitar la extracción artesanal de cobalto.Este estudio detectó que en lugares como Mutoshi, en diciembre de 2022, no había restricciones para impedir la labor de mineros no registrados en zonas mineras industrializadas, lo que provocó la excavación de 150 pozos irregulares, los cuales son inestables y mal ventilados que conducen a través largos túneles horizontales a profundos pozos verticales, esto generó que los accidentes mineros habían vuelto a ser comunes.En dicho lugar localizaron más de 15 mil mineros, incluidos niños, en una zona destinada para sólo cinco mil trabajadores. “Poderosas fuerzas económicas atraen a personas indigentes a la minería en áreas donde carecen de otros medios para ganarse la vida. La minería artesanal ocurre cerca de operaciones industriales a gran escala porque los mineros de la MAPE se sienten atraídos por concesiones mineras corporativas con reservas probadas de cobalto. La MAPE proporciona empleo a cientos de miles de mineros. De hecho,la MAPE genera muchos más empleos en la República Democrática del Congo que la minería a gran escala”, se lee en el análisis académico.Para los grandes compradores, la MAPE representa un ahorro de salarios y costos de mantenimiento y medidas de seguridad, además de obtener los minerales a menor precio. El análisis detalla cómo la formalización de la MAPE es un enfoque viable para abordar las causas fundamentales de los abusos de derechos humanos. CT