La idea era abandonar los combustibles fósiles a partir de 2035, pero como muchos observadores de la industria ya lo habían pronosticado, esa decisión ahora probablemente será revertida y los vehículos con motores de gasolina podrán seguir siendo fabricados y vendidos en el Viejo Continente después de esa fecha, de aprobarse la propuesta puesta sobre la mesa en este momento.Con Alemania e Italia como los principales defensores de la combustión interna y Francia y España luchando en el sentido opuesto, Europa se está topando con la realidad de que los consumidores no quieren adoptar la electricidad con la velocidad esperada, que los vehículos son más caros sin el incentivo de los gobiernos y que la construcción de infraestructura es más lenta y costosa de lo que los planes indicaban, además de que las inversiones de los fabricantes en desarrollar autos eléctricos, pese a ser significativas, aún están lejos de dejar dividendos, lo que amenaza puestos de trabajo y la salud financiera de empresas tan importantes como Volkswagen y Fiat, por ejemplo.Alemania quiere que los motores de combustión sigan vendiéndose después de 2035, pero deberán ser combustibles sintéticos. La idea es que los autos en general emitan solo 10% de los contaminantes que arrojan a la atmósfera comparado a lo que hacían en 2021, algo que, siendo realistas, también deberá cambiarse antes de que se venza ese plazo.Los legisladores, principalmente los europeos, siguen con su tendencia de imponer sus voluntades a la ciencia. Obviamente nadie puede negar que se busque contaminar cada vez menos y que para lograrlo hay que presionar a la industria, pero las cosas se complican cuando empiezan los cierres de fábricas y la consecuente pérdida de empleos, naturalmente traducidas en pérdida de votos para esos políticos.La medida ya tenía algunos meses en la mesa de negociación y aún le falta aprobación en los congresos de los países participantes de la Unión Europea y de su parlamento, pero es una importante reducción de la presión. Los fabricantes tendrán, entre 2030 y 2032, la necesidad de bajar la contaminación de los vehículos en 55% comparada a 2021 y para esto será necesario usar acero con bajos contenidos de carbono y hecho dentro de la Unión Europea.