Un día después de la inundación que llenó de tragedia a Zapotlanejo (un joven muerto y 159 viviendas afectadas), surgen dos explicaciones para establecer las causas de lo sucedido: el abandono en el mantenimiento de la presa La Tecata, así como las invasiones en el cauce del Río Zapotlanejo, con la complacencia de las autoridades.En un recorrido de este medio por las inmediaciones de la presa, se atestiguó que La Tecata tiene estructuras de 50 años de antigüedad, sin mantenimiento y sin compuertas para dejar correr el afluente. Josué Sánchez Tapetillo, especialista en gestión de recursos hídricos, afirma que aunque la presa colapsada sea una propiedad privada, no es justificación para que los Gobiernos federal y municipal no hayan realizado los trabajos de rehabilitación correspondientes. Respecto a las invasiones al cauce del Río Zapotlanejo, varias viviendas dañadas no respetaron la zona del arroyo, sin que la autoridad lo evitara. “El cauce está invadido en buenas partes. Y luego le pusieron mampostería (muros), que lo que hace es incrementar la velocidad y la sección no es suficiente para poder contener un escurrimiento extraordinario”, explicó Fernando Rueda, consejero del Consejo Consultivo del Agua.No obstante, estas explicaciones a posteriori no alivian el dolor de los habitantes de Zapotlanejo, como Mónica, cuyo hogar quedó inhabitable. “El único apoyo ha sido de los mismos vecinos, que vieron cómo quedó mi casa y vinieron a ayudarme. Ayer el Gobierno nos pagó una noche en un hotel, pero nada más. Ya lo perdí todo, ya para qué reclamar”. A marchas forzadas, entre los escombros, la maleza y la desesperación de cientos de personas que buscan comida, agua, ropa y artículos de limpieza, los albergues habilitados por el Ayuntamiento de Zapotlanejo han servido como refugio para las víctimas del desbordamiento del arroyo Zapotlanejo registrado la madrugada del miércoles 14 de agosto.“Aquí vienen muchas personas a buscar comida, ropa y sobre todo artículos de limpieza, como jabón, trapeadores, escobas, trapos; y de primera necesidad, como cepillos de dientes, papel de baño y otras cosas. Aquí tenemos a los voluntarios que nos ayudan a doblar la ropa y a gente del Ayuntamiento y personas que, de gran corazón, decidieron venir a ayudarnos. Hacemos lo que podemos para aliviar a las personas que están pasando un momento horrible”, comentó Guadalupe, ayudante del albergue habilitado en el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) Zapotlanejo, ubicado en Avenida Zapotlanejo número 73, en la Colonia Lomas de Huizquillo.Guadalupe, servicial, atenta y eficaz, señaló que el albergue improvisado realiza recorridos a las 09:00 para entregar desayunos, a las 15:00 horas comidas y a las 21:00 horas cenas, a los habitantes de las colonias más afectadas.“Hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Hacemos comidas para 100 personas más o menos y las vamos a entregar en camionetas, motos, bicicletas o a pie, como se pueda […] Ante la emergencia hay que hacer lo que esté a nuestras manos”.Otro de los albergues habilitados por el Ayuntamiento de Zapotlanejo se ubica en la calle Vicente Guerrero número 179, Colonia Sagrado Corazón. Aquí, Mónica, amable y sonriente, recibe a las decenas de personas que van a donar ropa y comida, mientras que siempre está dispuesta a ofrecer un vaso de agua de jamaica o un café.“Aquí habilitamos estas colchonetas con sábanas y colchas para que la gente viniera a dormir. Vinieron unos diez, pero imagínate, la gente prefirió quedarse en sus casas, como estuvieran, para no perder lo que les quedaba. Pero igual los recibimos con todo el gusto y les damos ropa, comida que nos dona la propia gente o restaurantes, agua y lo que se les ofrezca y que nosotros tengamos aquí […] Aquí estamos ‘al pie del cañón’, como se dice, ¿no?”.Mientras, ajetreado, contestando una llamada de teléfono, con un vaso de agua de jamaica en la mano, Guillermo alzó la mirada y preguntó a Mónica: “¿Hace falta más agua?”. Seguir las indicaciones del personal: Es fundamental que los refugiados sigan las instrucciones de los voluntarios y personal del albergue. Ellos están capacitados para coordinar las actividades y asegurar que todos reciban el apoyo necesario. Esto incluye respetar horarios de comidas, asignación de camas y otros procedimientos establecidos para el bienestar común.Mantener la higiene personal y del entorno: Asegúrate de lavar tus manos con frecuencia, especialmente antes de comer y después de usar el baño. Utiliza los artículos de limpieza proporcionados para ayudar a mantener el albergue limpio y libre de bacterias. La higiene es clave para prevenir enfermedades.Conservar los recursos disponibles: Dado que los recursos pueden ser limitados, usa de manera responsable los alimentos, agua y otros suministros proporcionados. Si tienes necesidades especiales o requieres más artículos, informa al personal del albergue.Buscar apoyo emocional y psicológico: La experiencia de una inundación y la pérdida de hogar pueden ser muy estresantes. Habla con los trabajadores sociales o consejeros disponibles en el albergue para recibir apoyo emocional. Después de más de 24 horas desde que el desbordamiento del arroyo Zapotlanejo se llevara todo el patrimonio de Mónica y dejara prácticamente inhabitable su hogar, ella aún continúa rescatando lo poco que quedó. Con la ayuda de vecinos y trabajadores de la Colonia Bellavista, está sacando todo el lodo y agua que todavía permanece en su casa.“Lo perdí todo, ya para qué reclamar”, dijo, entera y firme, Mónica, mientras sacaba el agua de su habitación con una cubeta.En un recorrido que realizó este medio por la Colonia Bellavista, una de las más afectadas de Zapotlanejo luego del colapso de la presa El Tecate, nombre real de la estructura según vecinos de la zona, cientos de personas aún continuaban sacando muebles, colchones, refrigeradores y demás pertenencias de sus hogares, mientras otras barrían y trapeaban sus cocheras y comedores.Por su parte, Gonzalo Álvarez, presidente municipal de Zapotlanejo, señaló que hasta el momento se tiene registro de al menos 159 viviendas afectadas, 10 de ellas con daños estructurales y dos inhabitables, además de 16 negocios y dos gasolineras. Asimismo, se incluyeron las colonias de La Mezquitera, San Martín, Las Tres Flores y Loma Dorada como zonas de emergencia. El alcalde aseguró que se brindarán apoyos económicos a todas las personas afectadas.“Como es un apoyo económico, directo al afectado, se expide un cheque directo al propietario del lugar. Estamos estimando alrededor de 15 a 22 días, que fue lo que platicamos con el secretario de Gobierno, por indicación del gobernador. Y es un 80-20: el Gobierno pone un 80 por ciento y 20 por ciento el municipio”, agregó Álvarez Barragán.Pero Mónica, después de perderlo todo, sólo pide que le ayuden a sacar lo poco que le quedó y, quizá, a comprar otra casa luego de que la suya resultara destrozada.“Estamos cansadas mi hermana y yo, ya estamos grandes y hemos estado aquí desde la mañana que vinieron, como hasta las siete u ocho de la noche de ayer. Y hoy también, desde la mañana, sacando todo el lodo, aunque no sé para qué, de todos modos ya no puedo seguir aquí. Ahorita vinieron mi hija y otras personas de la colonia a ayudarme, pero pues ya nos llevamos todo lo que servía. Ahorita sólo limpiamos por limpiar… Pues prometieron apoyos, pero ya no quiero nada, nada más una casita, ¿verdad? Si no, ¿a dónde me voy? Ni modo que esté de arrimada con alguien más”, comentó, entre risas, Mónica.También agregó que no quería irse de su domicilio para no dejar sus cosas, “pero ni modo que durmamos en el piso”, sentenció. Voz del experto Josué Sánchez Tapetillo, especialista en gestión de recursos hídricos“Se combinaron factores como una lluvia intensa en la zona, el gran tamaño de la cuenca, así como las invasiones a la zona de resguardo federal del cauce donde se ubicaron distintas construcciones que resultaron afectadas por el crecimiento del arroyo”, mencionó Josué Sánchez Tapetillo.“Llegando a la zona urbana, tiene que tomarse muy en cuenta que las propiedades que se vieron dañadas están, en algunos casos, a escasos metros del cauce. Varias de estas viviendas no respetaron la zona federal del arroyo, del cauce, lo que conocemos como llanura, la parte que se desborda”, comentó.Las intensas lluvias registradas durante la madrugada del miércoles provocaron el desbordamiento de la presa La Tecata y generaron inundaciones con la crecida del río mencionado; la presa, según el alcalde Gonzalo Álvarez, suele estar al 80 por ciento de su capacidad.El agua reventó bordos de agua en zonas ejidales, puntos en los que el agua alcanzó hasta dos metros de altura y, en el más bajo, 30 centímetros al interior de las viviendas.Sánchez Tapetillo opinó que “ante un evento de lluvia tan importante y si no hay seguimiento al estado en que se encuentran este tipo de obras, por supuesto que el riesgo de que pueda haber un colapso que pueda producir una crecida repentina del escurrimiento es lo que produzca este tipo de fenómenos”.La cantidad de agua deberá ser determinada por la CONAGUA, dependencia que cuenta con una estación meteorológica en la cabecera municipal de Zapotlanejo.Fernando Rueda, consejero titular del Consejo Consultivo del Agua, comentó que se debe implementar un plan integral para solucionar y brindar medidas de control importantes a la zona de la cuenca donde se encuentra el río, por lo que planteó obras de mitigación importantes que reduzcan los riesgos de inundaciones y desbordamientos de los cauces. Dentro del área urbana de la Zona Metropolitana de Guadalajara hay ríos y arroyos que tienen el riesgo de desbordarse, como los arroyos del Guayabo, el Garabato o el mismo Arroyo Seco, que desembocan en el canal de Las Pintas en el municipio de Tlaquepaque, o vasos reguladores como El Dean, que han generado inundaciones en años anteriores, afectando a cientos de viviendas. CT