El Presidente Andrés Manuel López Obrador, celebra este 1 de julio dos años de un rotundo triunfo electoral un tanto empañado por los problemas económicos y sociales, una nación cada vez más dividida y una polémica gestión de la crisis del coronavirus."Cumplimos dos años del triunfo que por mandato del pueblo nos otorgó este honroso cargo de presidente de la República. Dos años de esa elección histórica", dijo este miércoles el Mandatario, del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en su conferencia matutina en Ciudad de México.Un reflejo de su retórica habitual previo al informe a la nación que dará desde Palacio Nacional, sin las multitudes habituales por la pandemia. Pero más allá de su arenga, el México de hoy adolece de los males de siempre.México contabilizó 34 mil 608 homicidios y mil 012 feminicidios en 2019, la cifra más alta desde que se tienen registros, y 2020 va en camino de batir una nueva marca.En marzo, cuando ya empezaba la pandemia, hubo dos mil 585 homicidios el nivel más alto desde el arribo al poder del mandatario.En los meses siguientes, con una gran mayoría de mexicanos encerrados en casa, las cifras apenas disminuyeron.Apenas el pasado viernes, el atentado contra el jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch, por parte del Cártel Nueva Generación probó la fuerza del narcotráfico.Según datos oficiales, los delitos de menor impacto, como robos o extorsiones, han disminuido sustancialmente, por lo que el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, considera que se ha logrado una "línea de contención".No obstante, para el experto en seguridad Javier Oliva, el país carece de una verdadera "estrategia nacional" y hay un "absoluto" abandono de los cuerpos policiales estatales y municipales."Se logró una línea de contención pero se estabilizó en el punto más alto", dijo Oliva, y agregó que la baja de crímenes menores se debe al confinamiento de los últimos meses."Primero los pobres" es una de las máximas más repetidas por López Obrador, con una política ambiciosa de ayudas sociales.Contempla el derecho a la pensión de adultos mayores, ayudas a discapacitados y programas para impulsar el trabajo en jóvenes y en zonas rurales.Pero estos programas en un país con el 41.9 % de la población pobre han sido criticados porque se sufragan en buena medida con una severa política de austeridad que ha llevado a recortar gastos en muchísimas áreas de la administración.Su llegada al poder, cancelando obras como el nuevo aeropuerto capitalino e impulsando otras desde cero como el Tren Maya o una nueva refinería, tiñó de incertidumbre el país.Y el país sigue sin crecer. México entró en recesión y su PIB cayó un 0.3 % en 2019. En el primer trimestre de este año se desplomó 1.4 % anual por la crisis del coronavirus, la peor contracción en 11 años."Estamos enormemente preocupados", declaró recientemente el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar.Además, con los empresarios da una de cal y otra de arena.Tan pronto abre la puerta al diálogo y enumera las ventajas del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que arranca este 1 de julio, como toma decisiones polémicas.En mayo entraron en vigor dos acuerdos gubernamentales que limitan la energía renovable y la iniciativa privada, favoreciendo a la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE).Estas medidas se han acompañado de exabruptos contra empresas extranjeras, preocupadas cada vez más por su inversión en México.La Suprema Corte de Justicia suspendió esta misma semana de forma provisional la nueva política energética, en tanto se resuelve su constitucionalidad.En respuesta, López Obrador anunció denuncias contra empresas energéticas por supuesto fraude.El Mandatario alza a diario la bandera contra la corrupción. "Es la peste más funesta que ha afectado a México", aseguró este martes.Pero según datos del Instituto de Estadística, en 2019 se redujo un 4.5 % la percepción general sobre la corrupción pero aumentó un 7.5 % la tasa de ciudadanos que experimentaron algún acto de este tipo."Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación", dijo el Presidente tras vencer con el 53% de los votos.Pero en estos 24 meses ha dado un giro sustancial y ahora utiliza sus conferencias diarias para arremeter contra sus "adversarios".Son contrarios de toda índole, desde empresarios a políticos de oposición pasando por órganos públicos independientes, ONG y la prensa "fifí" (conservadora).Parte de su estrategia se basa en el "todos están contra mí", explicó a EFE Oscar Casillas, experto en comunicación política de la UNAM.Pero este posicionamiento comienza a hacer aguas. Casillas consideró que el principal problema es que la "narrativa" con la que llegó al poder es cada vez menos "creíble".Además, la "sobreexposición" -sus mañaneras diarias duran en promedio más de dos horas- no siempre le beneficia.Su aprobación, que empezó altísima, ronda hoy entre el 50% y el 60%, según la mayoría de encuestas."Tenemos más aprobación que el porcentaje de votos que obtuvimos hace dos años. Más reconocimiento del pueblo", aseguró el Presidente este miércoles.El Mandatario resiste en comparación con sus predecesores, pero ya no es tan popular como antaño. Y en las calles, se ven a menudo manifestaciones en su contra.La pandemia de la COVID-19 ha atizado más el fuego. México suma al momento más de 226 mil casos y 27 mil 769 fallecidos y está en una cauta reactivación económica.El Gobierno ha cosechado numerosas críticas por la estrategia tomada y algunas salidas de tono de López Obrador como su convencimiento de que se "domó la pandemia" pese a que las cifras no amainan. Positivamente, nunca se ha llegado al colapso hospitalario y el país parece resistir el embate.Dos versiones de una misma crisis sanitaria que exhiben la visión maniquea impuesta por el presidente. Con él o contra él. IM