Martes, 07 de Enero 2025

Descubren en Quintana Roo un texto glífico maya en la Zona Arqueológica de Cobá

Gracias a este tablero, se ha podido identificar el nombre de un pueblo que se remonta al 12 de mayo del año 569, además del nombre de un soberano nunca antes identificado

Por: Guadalupe Anahí Gutiérrez García

Se inició su restauración para proteger este tablero de los factores ambientales. inah.gob.mx/

Se inició su restauración para proteger este tablero de los factores ambientales. inah.gob.mx/

Los trabajos arqueológicos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) en sitios de la costa oriental de Quintana Roo, cercanos a la ruta del Tramo 5 del Tren Maya, permitieron identificar, a 160 metros de Nohoch Mul, una aguada con un pedraplén que reveló un descubrimiento único.

Gracias a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se recuperó un tablero con un texto jeroglífico maya, el cual estaba grabado en la roca de una aguada próxima a Nohoch Mul, la estructura piramidal de mayor altura de la Zona Arqueológica de Cobá en Quintana Roo.

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Este panel está formado por 123 cartuchos jeroglíficos, en una extensa inscripción en forma de L y que cuenta con una superficie de poco más de 11 metros cuadrados, esculpidos directamente sobre la roca. El análisis epigráfico preliminar permitió a los investigadores obtener información acerca de la fundación de un pueblo.

Este asentamiento, llamado Keh Witz Nal o “Montaña del Venado”, se remonta al 12 de mayo del año 569 y también se ha podido identificar el nombre de un soberano llamado K’awiil Ch’ak Chéen. Este personaje ha sido identificado por primera vez, llenando un vacío en la secuencia dinástica de Cobá.

Los datos anteriores permitieron corroborar que muchos de los gobernantes de este pueblo adoptaron el el nombre del dios K’awil, el dios maya del rayo. De acuerdo con los expertos, esta práctica les confería atributos divinos como protectores del lugar.

Según el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, se inició su restauración para proteger este tablero de los factores ambientales, por lo que se le retiró la tierra, la maleza y las sales que lo cubrían. Después se restauró con la inyección de rellenos de morteros de cal, para dar resistencia interna a la roca, la cual tiene múltiples oquedades exteriores, donde el agua se estanca en las estaciones de mayor precipitación pluvial.

Por último, se creó un registro de alta precisión del texto glífico, para crear modelos tridimensionales que permitirán estudios epigráficos más profundos, a fin de lograr su desciframiento completo.

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GG

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