Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, Michoacán, se ganó el apodo de “el Bukele mexicano” debido a su discurso firme contra la delincuencia y a las políticas de seguridad que impulsó durante su administración. Su estilo directo y su insistencia en aplicar una “mano dura” frente al crimen organizado hicieron que muchos lo compararan con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.Desde el inicio de su gestión, Manzo expresó públicamente su postura sobre la inseguridad que aquejaba a Uruapan. En uno de sus mensajes más recordados declaró:Estas palabras, pronunciadas con contundencia, marcaron un antes y un después en la percepción pública del presidente. Su mensaje recordaba las políticas de cero tolerancia impulsadas por Bukele en El Salvador, donde el mandatario emprendió una guerra frontal contra las pandillas.Durante su gobierno, Carlos Manzo implementó medidas visibles para reforzar la seguridad local. Destinó más de 50 millones de pesos para adquirir patrullas y vehículos blindados, además de impulsar incentivos para los agentes municipales, con el propósito de fortalecer la corporación y fomentar el trabajo honesto y apegado a la ley.Estas acciones, junto con su estilo directo, reforzaron la comparación con Nayib Bukele, cuya administración también se caracteriza por su enfoque en el equipamiento policial, el control territorial y la presencia visible del Estado en las calles.Los medios de comunicación y la ciudadanía comenzaron a referirse a Manzo como “el Bukele mexicano” por las similitudes en su discurso y su forma de gobernar. Sin embargo, él mismo llegó a marcar distancia con esa etiqueta.“No soy el Bukele mexicano, pero sí soy 100 por ciento el sombrero michoacano”, afirmó en una entrevista, destacando su identidad local y su compromiso con la población de Uruapan.Pese a su negativa a compararse con el mandatario salvadoreño, la similitud en su narrativa y sus decisiones políticas lo convirtieron en una figura singular dentro del panorama municipal en México.Manzo llegó al poder como candidato independiente, una decisión que le permitió mantener autonomía frente a los partidos políticos. Su gestión fue reconocida por una parte de la población que veía en él a un líder decidido, dispuesto a enfrentar la violencia con determinación. No obstante, también generó críticas por su retórica considerada excesivamente dura.Su trágico fallecimiento, ocurrido durante una celebración en la plaza principal de Uruapan, conmocionó al país y dejó en pausa una administración que había captado la atención nacional. La figura de Carlos Manzo permanece asociada a su valentía, a su forma directa de gobernar y a las comparaciones inevitables con Nayib Bukele, el presidente salvadoreño que transformó el concepto de “mano dura” en un estilo de liderazgo.BB