Lunes, 02 de Diciembre 2024

Rosa Montero y Fernando Aramburu inauguran el Salón Literario Carlos Fuentes en la FIL

La 38ª edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) abrió con broche de oro el Salón Literario Carlos Fuentes

Por: Héctor Fernando Navarro Vázquez

Los encargados de dar inicio a la celebración literaria fueron dos reconocidos escritores españoles: Rosa Montero y Fernando Aramburu. EL INFORMADOR/ H. Figueroa.

Los encargados de dar inicio a la celebración literaria fueron dos reconocidos escritores españoles: Rosa Montero y Fernando Aramburu. EL INFORMADOR/ H. Figueroa.

La 38ª edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) abrió con broche de oro el Salón Literario Carlos Fuentes, uno de los espacios más esperados y destacados del evento. En esta ocasión, los encargados de dar inicio a esta celebración literaria fueron dos reconocidos escritores españoles: Rosa Montero, autora de La ridícula idea de no volver a verte, y Fernando Aramburu, conocido por la exitosa novela Patria. Ambos recibieron la Medalla Carlos Fuentes, un homenaje a su trayectoria y contribución a la literatura.

Un homenaje permanente a Carlos Fuentes

La Directora General de la FIL, Marisol Schulz Manaut, destacó el significado del Salón Literario, que desde 2012 lleva el nombre de Carlos Fuentes en honor al escritor mexicano. “Como cada año y desde 2012, cuando lamentablemente falleció el escritor Carlos Fuentes, nuestro salón literario se denomina así y busca rendir un homenaje permanente al autor”, señaló.

Por su parte, Berna González Harbour, escritora y periodista española, fue la encargada de presentar a los invitados. Al hacerlo, resaltó la importancia de la FIL como un punto de encuentro esencial para las mentes creativas: “La FIL es una especie de acelerador de partículas literarias; encontrarse aquí es agitar todas las mentes de ideas, de contexto, de literatura”.

Rosa Montero: una vida entre las letras

Para Rosa Montero, inaugurar el Salón Literario fue más que un honor; fue un reencuentro con un espacio que ha sido parte de su vida desde hace décadas. “Me siento un poco como una de las macetas decorativas de la FIL. La primera vez que vine fue en la segunda edición, cuando la feria era una bebé. Hemos crecido juntas; ahora ella es una joven y yo una vieja que la ve como la feria del libro más importante del mundo, por la capacidad de ser una fiesta de la cultura insertada en la sociedad”, expresó con humor y cariño.

La escritora recordó cómo la literatura la salvó durante su infancia. “Comencé a escribir desde muy niña, aproximadamente a los 6 años. De los 5 a los 9 padecí tuberculosis y solo podía refugiarme en la literatura. Para mí, la literatura forma parte esencial y estructural de quien soy”, confesó. Montero destacó que sus libros nacen de una necesidad íntima y no se encasillan en un género específico: “Mis letras no tienen un género, cada libro nace por sí solo, de lo que mi espíritu desea contar”.

Para ella, la lectura ocupa un lugar fundamental, incluso más que la escritura. “Si tuviera que elegir entre no volver a leer o no volver a escribir, decidiría no escribir nunca más, porque me faltaría el oxígeno”, afirmó con convicción.

EL INFORMADOR/ H. Figueroa.

Fernando Aramburu: el despertar literario

En contraste, Fernando Aramburu tuvo una relación más tardía con la literatura. Su infancia no estuvo marcada por libros, sino por la obligación académica de leer textos sin sentido. Sin embargo, un maestro marcó la diferencia. “A los 12 años, tuve un maestro con espina bífida que caminaba con muletas. Nos leía fragmentos de Juan Salvador Gaviota todas las mañanas. Al principio, nadie lo escuchaba, pero tenía una perspicacia para contar cosas picantes que nos hacía sentir curiosidad”, recordó Aramburu. Esa experiencia despertó su interés por las letras y lo llevó a convertirse en escritor.

El autor de Patria también habló sobre su proceso creativo y la importancia de escribir desde lo que conoce. “Comencé a contar historias desde lo que me llamaba la atención. Me enfoqué en la novela negra, algo que, sinceramente, no sé cómo funciona, pero funciona”, comentó con humildad.

EL INFORMADOR/ H. Figueroa.

Durante la charla, ambos escritores reflexionaron sobre la relación entre el periodismo y la literatura. Aramburu reveló que dejó de escribir columnas porque prefería dedicarse por completo a su obra literaria. “Soy más un poeta de la vida. No me veo forzado a escribir una columna todas las semanas. Prefiero contar las verdades de mis libros, crear según me lleven las letras”, explicó.

Montero, por su parte, destacó las diferencias entre ambos géneros: “Hacer periodismo es formular verdades vivenciales, mientras que la literatura crea verdades a partir de lo personal, la utopía o aquello que conocemos y pensamos que será el futuro”.

EL INFORMADOR/ H. Figueroa.

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