Jueves, 21 de Noviembre 2024

El nuevo aire de “Pedro Páramo”

La novela del escritor jalisciense, Juan Rulfo, se encuentra en la mirada de todos gracias a su traducción al guaraní y a la nueva producción de Rodrigo Prieto

Por: El Informador

Portada de la edición en guaraní de “Pedro Páramo”. ESPECIAL

Portada de la edición en guaraní de “Pedro Páramo”. ESPECIAL

“Pedro Páramo” es la primera novela del escritor mexicano Juan Rulfo, la cual fue publicada, por primera vez, en 1955 por el Fondo de Cultura Económica. La obra literaria actualmente se encuentra en la voz de todos, gracias a que se estrenó una nueva adaptación para la pantalla chica y se dio el anuncio de su traducción al guaraní.

Recientemente se dio a conocer que la obra “Pedro Páramo” fue traducida al guaraní como parte de una iniciativa promovida en Paraguay por las secretarías de Políticas Lingüísticas y de Cultura y la Embajada de México en dicho país.

Así lo dio a conocer el ministro de la Secretaría de Políticas Lingüísticas (SPL), Javier Viveros, quien destacó que se trata de una de las obras fundamentales de la narrativa latinoamericana del siglo XX, traducida a más de 50 idiomas. A la poeta paraguaya Susy Delgado le llevó medio año traducir esta novela precursora del “boom” latinoamericano.

Viveros resaltó la importancia de esta iniciativa, que busca llevar la creación de Rulfo “hasta una de las lenguas americanas más vigorosas de la actualidad”: “Constituye un gesto político de afirmación de una lengua que, a pesar de su innegable vitalidad en el habla del pueblo, sufrió profundas discriminaciones durante muchos años”, agregó Viveros.

El funcionario refirió que los defensores del guaraní “tuvieron que realizar largas luchas para conquistar, paso a paso, el estatus que hoy tiene, como lengua cooficial” de Paraguay, en igualdad de condiciones con el castellano. “Como vehículo de la antigua cultura guaraní, es la lengua de la resistencia de su pueblo y la lengua de confianza y de los afectos de los paraguayos”, destacó.

Para Viveros, el guaraní aporta “sus particularidades estructurales y gramaticales” a la obra del escritor mexicano.

“Pero, asimismo, descubre sus asombrosos parentescos con el castellano mexicano de Juan Rulfo. El guaraní es una lengua construida con la densidad de lo breve, lo que se emparenta con el lenguaje de Rulfo”, agregó.

“Con estas traducciones —puntualizó—, la lengua guaraní incorpora giros, tonos, estilos”. También consideró que con este proyecto, el guaraní “planta la bandera en nuevos territorios verbales, conquistados gracias a los desafíos y las exigencias de la compleja tarea que entraña la traducción”.

Para difundir la versión de “Pedro Páramo” en guaraní se donarán ejemplares a bibliotecas públicas en el país y se enviarán algunos de estos libros a estudiosos en el exterior. También se han preparado videos de personas leyendo párrafos en guaraní de la novela de Rulfo.

Otras obras como “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, y “La familia de Pascual Duarte”, de Camilo José Cela, así como “La metamorfosis”, del checo Franz Kafka, han sido traducidas al guaraní.

La intención en adelante, según el ministro, es ampliar la tarea y para ello están en el trabajo de traducción de la serie de historietas francesa “Astérix el galo”.

El objetivo —apuntó Viveros— es demostrar que el “guaraní paraguayo está a la altura del diálogo con otras lenguas de prestigio y que no carece de lo necesario para decir la literatura que se ha dicho en esas otras lenguas”.

Agencias

“Un patrimonio de los mexicanos”

Pasaron 47 años para que Comala, el sitio fantasmagórico de “Pedro Páramo”, volviera a ser retratado en una película que, acorde a los tiempos, no sólo requirió más de cinco mil prendas para quienes lo pueblan, sino que también echó mano de tecnología digital para verlo en su esplendor y decadencia.

Rodrigo Prieto, el cinefotógrafo nominado en cuatro ocasiones al Oscar, debuta así como director en la nueva apuesta basada en la novela escrita por el jalisciense Juan Rulfo y que recientemente llegó a plataformas.

“Es un momento muy particular en el cine mexicano”, explica Rodrigo Priego en entrevista: “Años atrás hubiera sido más difícil hacer un ‘Pedro Páramo’ a este nivel, por muchas razones. Una de ellas, el apoyo de las plataformas (streaming), pero también del gobierno mexicano: esta película es un patrimonio cultural de los mexicanos, porque cuenta tanto sobre nosotros, sobre nuestra historia, sobre quiénes somos y por qué somos como somos, cada personaje es un aspecto de nuestra sociedad”.

“Pedro Páramo”, con dos versiones fílmicas anteriores (1967 y 1977), narra dos historias: la de un hombre llamado “Juan Preciado” (Tenoch Huerta), que llega hasta Comala buscando a su padre, “Pedro Páramo”, y la de éste (Manuel García-Rulfo), un cacique que se corrompió por el poder que adquirió en la Revolución mexicana.

Desde niño, comenta Prieto, le fascinaba ir al campo e ir a pueblos a escuchar historias. “Y sentir ese miedito en la noche, las brujas, la muerte... La primera vez que la leí (la novela), esa parte fue la que más me llamó la atención, el mundo misterioso del campo mexicano”.

El cineasta dice estar consciente de que cada lector no sólo tiene una interpretación distinta para la novela, sino que también al releerla se descubren más elementos: “Espero que así sea también la película, que la quieras ver varias veces, que se entienda pero sientas la necesidad de encontrar otra cosa sobre tal y así”.

La cinta, filmada en San Luis Potosí, Nayarit y Ciudad de México, dispuso de un equipo de más de 500 personas, entre actores, actrices y técnicos; más de 900 extras y superando las cinco mil prendas, como huaraches, sarapes, rebozos y trajes de charro.

“Si lo hubiera pensado más, quizá sí hubiera titubeado. Nunca imaginé que la terminaría dirigiendo, pero sí en su momento pensé que la fotografiaría… y me atreví. Mucha gente dice: ‘‘Pedro Páramo’ es inadaptable, ¿para qué hacerla? Ya hay dos películas, ¿para qué una más?’… Pero para mí hay temas en la novela que me importan mucho. Son dos cosas: un homenaje a Rulfo y a la novela, pero también una exploración personal”.

Cabe señalar que el creativo no arrancó precisamente de cero. A su lado estuvo el escritor español Mateo Gil, quien hace más de una década intentó hacer su propia versión de la novela, acompañado en el diseño de producción de Eugenio Caballero.

CT

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