Guillermo Arriaga se presenta ante nosotros con una sonrisa afable y despreocupada, como si nos conociese desde siempre, y nos da un apretón de manos con unos dedos pesados y firmes. Minutos antes lo vimos desayunando en la terraza del hotel donde estaba hospedado, en el último piso, encarando la ciudad de Guadalajara desdibujada por la neblina, y con las torres de la Catedral ensombrecidas por la tempestad que no llegó a ser.Previo a la entrevista, la agente que lo trajo a la ciudad nos advirtió que Arriaga pasó una mala noche, pues sus compañeros del cuarto aledaño no lo dejaron dormir, y que el escritor se aferraba a la vida difícil de la mañana con el conjuro de múltiples tazas de café.La gira de Guillermo Arriaga por Guadalajara es intempestiva y apretujada. Hace dos años ganó el premio Alfaguara con su novela Salvar el fuego, por la cual no hubo una gira mediática ni promocional, y con cierta sonrisa resignada, el escritor comenta que este tour tapatío es remediar aquel compromiso ineludible. La noche previa estuvo presente en la Cámara de Comercio con empresarios y fanáticos, y no se marchó sino hasta que hubo firmado el último autógrafo.La mañana del día de hoy la tuvo perturbada por el flash inoportuno de los fotógrafos y los interrogatorios de los medios de comunicación, entre los que estuvimos nosotros. Por la tarde del mismo día, impartió una conferencia sobre cine y literatura con alumnos del ITESO. La mañana del jueves 30 estará en el tutelar, donde compartirá sus conocimientos literarios con jóvenes reos, y por la tarde del mismo día impartirá una conferencia magistral en el Laboratorio de Arte Variedades (LARVA), en el Centro Histórico. Por último, tendrá una firma de autógrafos en la librería Gonvill de Chapalita, con lo que dará por concluida su visita en Guadalajara.La narrativa de Guillermo Arriaga, tanto la literaria como la cinematográfica, está marcada por episodios de violencia precipitada e inesperada que en un instante trastoca lo cotidiano de sus personajes, y que enreda varias historias de vida, como acontece en Amores Perros, Babel, y 21 gramos. Personajes solitarios, atrapados en las telarañas de la rutina y la sordidez de las ciudades, añorado amores y futuros mejores, pero sin comprender cómo pueden escapar de una vida diaria que los mantiene engullidos hasta el cuello.En El Salvaje, una de sus novelas más conocidas, el protagonista debe enfrentarse a solas con un sistema mexicano corrupto que le arrebató todo. En Retorno 201, su libro de cuentos más reciente, atestiguamos la crueldad, el amor y la esperanza en torno a una colonia en particular de la Ciudad de México. En Salvar el Fuego, conocemos los extremos de México, donde sin importar las condiciones sociales de sus protagonistas, como todos los personajes de su obra, al final tienen que enfrentarse a solas con el destino y con una vida terrible que de pronto les dio la espalda.Si bien en ocasiones sus historias parecen ser una denuncia evidente a un sistema político y social desintegrado por la corrupción, Arriaga afirma que nunca ha estado entre sus intenciones como escritor denunciar ni criticar, y mucho menos recurrir a un discurso de moralidad. “Mi propósito es contar la historia lo mejor posible”, afirma.Las historias más relevantes de Guillermo Arriaga son un bildungsroman -o novela de crecimiento-, en las que atestiguamos la evolución de los personajes. Al preguntarle qué relevancia tiene su propia juventud en las historias que escribe, Arriaga sonríe, e indica que mucha de su narrativa es un vuelco al pasado, a la colonia donde creció -la calle Retorno 201-, a ese México callejero y pendenciero, maravilloso e injusto, con jóvenes perdidos en su propia adolescencia, pero también un México desbordado de amor y esperanza.En ese sentido, Arriaga entonces confiesa que él nunca acuñó el término “Trilogía de la muerte” a sus películas más famosas, Amores Perros, Babel y 21 gramos, pues a su juicio, no son una trilogía inclinada a la muerte, sino al amor. “Son historias de amor” afirma, lamentándose que no es así como las comprenden los críticos y fanáticos. “Amores Perros es una historia de amor, Babel es una historia de amor, 21 gramos es una historia de amor”.La reunión, por motivos evidentes, es breve, y la agente nos comenta que el escritor debe de marcharse. La conversación se interrumpe. Guillermo Arriaga apenas sonríe y suspira como despedida. Antes de que iniciara la entrevista, comentó que los escritores no son más que un instrumento de las editoriales, y que lo que cuenta en realidad son las interacciones con sus lectores.Su agenda, como ya se mencionó, es apretada, y estará en diversos lugares de Guadalajara, cuyo evento más importante será la conferencia magistral “El arte de contar” en LARVA. No obstante, lo que más parece entusiasmarle es la reunión que tendrá con los jóvenes presos del tutelar, a quienes les permitieron reseñar Salvar el fuego, y con los que quizá su narrativa lo identifica más.Finalmente, uno de sus personajes más remarcables es José Cuauhtémoc, uno de los protagonistas de la misma novela, y quien es un preso antes de que su vida se modifique para siempre con la llegada del amor. Guillermo Arriaga desaparece en la mañana. Nos quedamos solos en la sala.Como guionista es autor de la trilogía Amores perros, 21 gramos y Babel, dirigidas por Alejando González Iñárritu, así como de Los tres entierros de Melquíades Estrada y El búfalo de la noche.FS
