El Estadio Panamericano de Beisbol se convirtió en una fiesta inolvidable durante el tercer juego de la Serie de México, la Final de la Liga Mexicana del Pacífico. Con más de 16 mil aficionados abarrotando las gradas, la pasión por los Charros de Jalisco está en su máximo esplendor. La “Charromanía” se vive como nunca antes, con una afición que no deja de alentar, vibrar y disfrutar cada momento del encuentro.Desde temprano, las inmediaciones del estadio se llenaron de familias, grupos de amigos y fanáticos que portaban con orgullo las camisetas y gorras de los Charros. Al entrar, el ambiente era inigualable: una ola interminable de aplausos, gritos de apoyo y una energía que contagiaba a todos.El espectáculo no solo estaba en el diamante, sino también en las gradas y los pasillos del estadio, donde los aficionados aprovecharon para disfrutar de una gran variedad de refrigerios y bebidas. Desde los tradicionales hot dogs y nachos, hasta opciones como tacos y esquites, había algo para todos los gustos. Las bebidas tampoco faltaron: cervezas bien frías, refrescos y hasta cócteles hicieron que el público tuviera una experiencia completa.Los niños no se quedaban atrás; algunos con guantes en mano esperaban atrapar una pelota de foul, mientras otros se emocionaban con las dinámicas y actividades en las pantallas gigantes.La “Charromanía” sigue dejando huella y promete hacer de esta final una experiencia que quedará en la memoria de todos los presentes, sobre todo la confianza en que el título se quede en casa.MF