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¿Por qué usar la sal en el jardín y cómo sirve para las plantas?
El uso de sal en el jardín previene la descomposición de las raíces y aportar minerales como potasio, magnesio y calcio al suelo
El uso de sal en las plantas favorece a su crecimiento y aumenta la resistencia contra plagas y enfermedades. EL INFORMADOR / ARCHIVO / ESPECIAL
El cloruro sódico —llamado popularmente sal—, es la única roca comestible para las personas, además de ser uno de los condimentos más antiguos usados en las culturas. Sin embargo, la sal no solo puede consumirse como condimento culinario, también es muy útil para las plantas, ¿ya lo sabías? Aquí te explicamos cómo utilizarla.
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¿Qué tipo de sal es recomendable para el jardín?
- Sal común: El cloruro de sodio puro, conocido como sal blanca, se puede usar directamente en la tierra de tu jardín.
- Sal de roca: Regula el pH del suelo y es eficaz para mantener alejadas a las babosas y caracoles.
- Sal marina: Contiene oligoelementos que son beneficiosos para las plantas, y es especialmente útil si tu jardín está cerca de áreas salinas, como la costa.
¿Cómo aplicar la sal en el jardín y las plantas?
Si ya decidiste usar sal para mejorar tus plantas, aquí tienes algunos consejos:
- Para la siembra
Coloca 2 cucharadas de sal en el área donde deseas sembrar semillas o plantar una nueva planta; esto favorece el crecimiento robusto de tus cultivos. - Como fertilizante
La sal, al contener magnesio, ayuda a que las plantas absorban más nutrientes. - Para riego
Esparce un par de cucharadas de sal marina sobre las raíces de un árbol, cubriendo unos 8 pies cuadrados, y luego riega con una manguera por goteo durante 20 minutos. - Para un crecimiento saludable
Usa sal marina cada 15 días, disolviendo un par de cucharadas en un galón de agua y rociando sobre las plantas. - Para flores saludables
Coloca media taza de sal marina alrededor de las flores en tu jardín y riega para evitar la sobre-fertilización.
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Según información del portal UnoTV, el uso de sal en las plantas favorece a su crecimiento; aumenta la resistencia contra plagas y enfermedades; estimula la fotosíntesis; fomenta la producción de azúcar en las plantas. Además de prevenir la descomposición de las raíces y aportar minerales como potasio, magnesio y calcio al suelo.
No obstante, y como suele pasar, todo en exceso se vuelve perjudicial. Un exceso de sal puede causar efectos negativos tales como el bloqueo del crecimiento de las plantas, un daño a la estructura y textura del suelo, una reducción en la capacidad del suelo para retener agua, o una disminución en el rendimiento de los cultivos.
Asimismo, hay que evitar combinar la sal con fertilizantes o abonos, ya que puede generar sequedad. Lo ideal es disolverla en agua dulce —de garrafón, grifo o lluvias—, y no aplicarla en climas cálidos, ya que esto podría dañar tu jardín. Siempre se aconseja recurrir a este método en climas fríos, pues los efectos son menos pronunciados en climas templados o fríos.
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AO
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