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Calificación kamikaze hace viable la victoria de Verstappen en Suzuka

Calificación kamikaze hace viable la victoria de Verstappen en Suzuka
A poco más de cuatro minutos por culminar la Q3, Piastri colocó un crono que marcó récord para el circuito de Suzuka. Norris falló en su intento por superarlo, cerrando su vuelta cuatro décimas menos rápido que su compañero. Con escaso tiempo para hacer el intento definitivo, los pilotos de McLaren optaron por el último juego de blandas disponible.
Norris hizo valer el rendimiento que había mostrado en las sesiones previas a bordo del MCL39, rompiendo la barrera del minuto con 27 segundos, adueñándose de la posición de privilegio provisionalmente por un escaso margen.
La Q3 estaba por terminar, Max devoraba los 5,807 metros del mítico trazado con sectores sumamente amenazantes para Norris. Las cámaras enfocaron al neerlandés en su acercamiento y frenada a la chicana previa a la curva que antecede la meta, el RB21 superó los lavaderos en ángulo recto, sin brincos desestabilizantes, se pegó a la parte interna de la curva y cruzó la meta con un tiempo impensable de 1:26.983, ¡12 milésimas de segundo más rápido que Norris!
¿Dónde quedó la lógica de lo que habíamos atestiguado? ¿En qué momento supusimos que un Red Bull le arrebataría la pole a cualquiera de los McLaren?
Acabábamos de ser testigos de una de las máximas proezas de manejo en la historia de la F1. Max Verstappen nos recordó que su calidad sigue en ascenso a pesar de no tripular el mejor auto, sin embargo, fue notable el rendimiento que Red Bull logró como homenaje a los 8 años de sociedad que mantuvo con Honda, presentando dos autos competitivos al país del sol naciente.
Los tiempos marcados por Tsunoda en las P1 y P3, fueron muy cercanos a los de Verstappen, no así en la calificación, donde flaqueó producto de la presión a la que se sometió a sí mismo, sin poder lograr el objetivo de avanzar a la Q3. Su arribo al primer equipo en substitución de Lawson debe rendir frutos a corto plazo.
La lluvia que se hizo presente unas horas antes de la arrancada del Gran Premio propició las condiciones ideales para coronar la proeza realizada por Max el día anterior, como si se tratara de una recompensa divina. La humedad del domingo redujo la temperatura del asfalto a 20 grados centígrados, lo opuesto a las temperaturas experimentadas los días previos y en las que McLaren había resultado imbatible.
Max echó mano de su conocida habilidad para arrancar, manteniendo a raya los intentos de Norris por superarlo. A partir de allí navegó a la victoria con un ritmo constante, producto de la perfecta administración de sus neumáticos.
La posibilidad de obtener la victoria por parte de Norris y/o Piastri, se perdió en la misma calificación. El ritmo de Piastri fue superior al de su compañero en el último tercio de carrera, acercándose a distancia de DRS en innumerables ocasiones, llegando a solicitar por la radio que Norris le permitiera pasar para atacar a Verstappen. La petición jamás se convirtió en orden de equipo y la posibilidad nunca se presentó. Dudo mucho que, de haberse dado el enroque, el resultado hubiese cambiado. El domingo también fue el día de Max, repitiendo la victoria en Japón, por cuarto año consecutivo.
Las condiciones climáticas propiciaron una carrera plana y en momentos, aburrida. Destacaron las actuaciones de los novatos Antonelli, Hadjar y Bearman al terminar sexto, octavo y décimo, respectivamente. La mayoría de los pilotos recién llegados han refrescado a la categoría.
Las condiciones también favorecieron que los 20 autos que tomaron la largada alcanzaran la bandera de cuadros por 21ª ocasión en la historia.
Esperemos que la cuarta fecha por disputarse en Bahréin el próximo fin de semana nos brinde una calificación tan espectacular como la de este fin de semana, acompañada de una mejor carrera.
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