Jueves, 29 de Agosto 2024

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La batalla por el territorio

Por: Diego Petersen

La batalla por el territorio

La batalla por el territorio

De qué sirve ganar las Cámaras si al fin de cuentas perdemos el territorio. Esta paráfrasis bíblica describe el gran problema del gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum. Hoy en el Tribunal Electoral se ratificará la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados y están a un voto (¿Quién será el súper voto 86?) de tener la mayoría Constitucional en la Cámara de Senadores. Morena y aliados han ganado todas las batallas electorales. El presidente López Obrador entregará a su sucesora un país planchado en lo político y terriblemente arrugado en materia de seguridad y control territorial.

De todos los problemas que heredará Claudia Sheinbaum; unas finanzas públicas endebles, un presupuesto comprometido y un peso asustado; un sistema de salud con muchas carencias y compromisos incumplibles; un Pemex convertido en una bomba de tiempo a punto de estallar; una red carretera deteriorada, en realidad abandonada, por citar solo los más evidentes, ningún problema de pérdida es tan grave como el de la pérdida de control del territorio.

El principal síntoma de que hay alguien más que no es el Estado controlando el territorio es que todos los delitos bajan, excepto asesinato, desaparición y extorsión. Sí, “la plaza”, como les gusta llamar a esta especie de Estado paralelo, es el primer interesado en que en el territorio que controla no haya robos ni asaltos, “ellos nos cuidan” suele ser la expresión de quienes viven en el territorio controlado, y mantienen a raya a los jóvenes: “si alguien roba lo tablean”. Es su orden lo que prevalece. Comienzan controlando la venta de droga y terminan controlando la economía completa, desde qué cigarros se venden, hasta quién hace la obra pública. En esos territorios -sea en Guerrero, Chiapas, Michoacán, Tamaulipas, Estado de México, Morelos, Guanajuato, Sinaloa, Zacatecas o Jalisco- los habitantes tributan doble: al Estado y a “la plaza”. Eso sí, tienen muy claro que primero va “la plaza”, porque en ello les va la vida.

Recuperar el territorio será una ardua, compleja y larga batalla. No darla, pasar otro sexenio haciendo como que nada pasa, puede ser letal para el Estado mexicano. Suponiendo que la reforma al Poder Judicial sea un éxito (no hay ninguna razón para pensar que así será, por el contrario, todo apunta a que será un periodo largo de descontrol) y que la Guardia Nacional se consolide durante este sexenio y tengamos al fin una verdadera policía nacional (algo muy poco probable, pues en cinco años lo que tenemos es solo soldados con distinto uniforme) si en el territorio concreto, en cada municipio, colonia o barrio, hay un otro -el “jefe de plaza” - que pone las reglas, ejerce la violencia y cobra “piso”, lo demás es lo de menos.

diego.petersen@informador.com.mx

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