Viernes, 20 de Diciembre 2024

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El regreso de los támaros a Guadalajara

Por: Jonathan Lomelí

El regreso de los támaros a Guadalajara

El regreso de los támaros a Guadalajara

Descubrí el remedio contra la incultura vial. Topé con él por accidente, como los grandes hallazgos. Les cuento.

Ni siquiera vi de dónde salió el policía vial que me pidió orillarme cuando di una vuelta antes de tiempo sobre avenida Circunvalación Agustín Yáñez y Lerdo de Tejada, en Guadalajara. Tres autos antes de mí hicieron lo mismo (y decenas de autos lo hacen todos los días).

Iba a alegar que sólo me comí unos segundos antes de la flecha verde, pero el oficial ya preparaba el folio. Pude reclamar que había más infractores, pero me detuvieron a mí.

No podía creerlo. Me sentí cazado y culpable. Después de entregarle al agente mi documentación y recibir mi multa, no supe si agradecerle su presencia y abrazarlo, o reprocharle su larga ausencia sexenal, y que fuera yo el Juan Dieguito elegido para presenciar su milagrosa aparición.

Esto me ocurrió hace un mes, todavía en el sexenio pasado, cuando la Policía Vial estuvo desaparecida.

Revisé mis columnas acerca del tema. Los títulos son elocuentes sobre nuestra desesperación por la ausencia de una gestión vial en la ciudad: “¡Dónde está la Policía Vial?”, “Alfaro, qué vas a hacer con la Policía Vial”, “Diarios de motocicleta al estilo Jalisco”.

Todas enfatizan lo que ciudadanos, colectivos y los entonces alcaldes Salvador Zamora, Juan José Frangie y Pablo Lemus le reclamaron a un gobernador de cuyo nombre ya no quiero acordarme: un choque paraliza media ciudad; los conductores viven pegados a su celular; las motos no respetan un semáforo; la urbe deja de moverse con cualquier evento masivo; y la Policía Vial nunca aparece.

Ahora como mandatario, Lemus implementó los carriles a contraflujo en Avenida López Mateos, medida que extendió a tres puntos más de la ciudad. Esta semana lanzó el Operativo Metropolitano Motorizado para supervisar que las motos cumplan la norma y así propiciar “un entorno vial más seguro y ordenado”.

El gobernador ha insistido: la Policía Vial está de vuelta. Si es verdad, no sólo una medida de relumbrón ante el inicio sexenal, habremos de notarlo. Especialistas señalan que una buena cultura y gestión vial puede reducir el tráfico hasta la mitad.

Hay que cuidar que la medida no sea sólo pretexto para la recaudación fácil y, sobre todo, la corrupción. Los operativos intermitentes, sin una visión de largo plazo, tienen este defecto.

Bienvenida, pues, la Policía Vial.

Sobre el remedio ante la incultura vial es muy sencillo: quien cometa una falta, que ahora sí lo multen.

Paso a menudo por el cruce de Circunvalación Agustín Yáñez y Lerdo de Tejada. Soy el único que respeta el semáforo mientras el resto hace lo que quiere. No he visto al policía vial, pero no es necesario. ¡Ni se me antoja! Mejor espero, formadito y solitario, la vuelta con flecha.

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