Han pasado 214 años desde que esta tierra inició su lucha de Independencia luego de otros tres siglos bajo el yugo español; medio milenio sin dejar de pelear. A nuestro país le ha costado mucho ser independiente y en estos más de 500 años las mujeres siguen en esa lucha; suena absurdo en un momento histórico donde por primera vez tendremos a una mujer tomando las decisiones por los mexicanos.En esta nación de contrastes podemos tener a muchas brillantes mujeres encabezando empresas, secretarías, estados, un país incluso; sin embargo, otras, sobre todo niñas y adolescentes, siguen siendo monedas de cambio que son entregadas por sus familias para obtener tierras o ganado como si fueran esclavas.Por fortuna, en este México nuestro tan transformado, pero a la vez tan arraigado a una tradición machista, hay muchas mujeres en pie de lucha que día a día entregan su esfuerzo para ayudar a otros, que manifiestan su independencia por un ideal hasta su última consecuencia. Por fortuna, tenemos muchos botones para muestra: Las activistas que aún bajo amenaza lograron el sufragio de las mujeres hace siete décadas; Las Patronas, en Veracruz, el colectivo que desde hace tres décadas entrega sus recursos y su tiempo para alimentar a los migrantes que recorren este país en “La Bestia”; las Madres buscadoras, que dedican cada día de su vida a la búsqueda de sus hijos e hijas ausentes, abriendo la tierra para encontrarlos, esas mujeres valientes que, como Marisela Escobedo, apuestan su vida en ello; las mujeres que tiñen de morado las calles cada 8M para recordarle a otras mujeres que no están solas y aunque cada día lamentablemente haya una menos, siempre habrá una más contra la violencia de género; las mujeres que transforman nuestras leyes como Olimpia Coral quien con su Ley Olimpia le han otorgado garantías a las víctimas de violencia digital y aquellas que luchan por las infancias como Cynthia Bravo, quien con la iniciativa Ley Camila busca abolir la violencia vicaria o la iniciativa Ley Monzón que busca proteger de padres feminicidas a los niños, en nombre de la activista Cecilia Monzón, quien fue asesinada por el padre de su hijo. Mujeres que inciden en la vida de otras mujeres y que no siempre reciben ni los reflectores ni los reconocimientos públicos.Pensemos qué clase de independencia vivimos ahora. ¿Qué tan libres e independientes somos como mujeres?, porque independencia no es gritar en una verbena popular ni portar los colores patrios en septiembre aunque nos llenemos de orgullo por ello; ahora vivimos otra clase de opresiones y no hay una cruzada en común para acabar con ellas.Independencia es defender una opinión, salir sin miedo, romper el círculo de la violencia o exigir igualdad pese a la brecha de género que, de acuerdo con el Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial, tomará 134 años cerrar; no por nada tenemos un día para reconocer la desigualdad que existe entre hombres y mujeres en un México independiente, por ello desde hace cinco años se conmemora cada 18 de septiembre el Día Internacional de la Igualdad Salarial.Ahora bien, con una fecha puntual que evidencie las desigualdades, está por verse qué tienen en mente los líderes de cada país para revertir las cifras que colocan a las mujeres con una diferencia de 23% con respecto a los hombres en la remuneración por un mismo trabajo a nivel mundial. ¿Qué tendrá en mente nuestra Presidenta electa para acortar el 14% que existe en México?Quizá la independencia de las mujeres inicie con una igualdad en derechos, empezando por el económico, para acercarse a los Objetivos del Desarrollo Sostenible contemplados para la agenda 2030 de la ONU. Quizá sean las garantías contra la violencia de género las que hagan la diferencia para que cambie el esquema generacional de abuso. Tal vez en la lucha contra la impunidad al feminicidio. ¿Será que esta transformación que está por iniciar nos traerá las respuestas que buscamos y la independencia que nos falta? Tenemos seis años para verlo.