Según cifras de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) 173 de los 200 árboles que se cayeron la noche del martes pasado por la tormenta, se llevaron entre sus ramas cables y postes de luz que dejaron sin suministro eléctrico a casi 15 mil usuarios.Las cuadrillas de trabajadores de la CFE (260 trabajadores electricistas en total) tuvieron que trabajar horas extras para reparar las afectaciones y paulatinamente ir reconectando las Redes Generales de Distribución para que volviera la energía eléctrica a las colonias afectadas, sobre todo al sur de la ciudad. Hubo familias y negocios que tuvieron que esperar hasta el viernes para volver a tener luz, según reportó la propia CFE.Los árboles caídos, pues, provocaron pérdidas millonarias al no poder operar muchos negocios y empresas, y por las horas hombre que se perdieron por el colapso de la ciudad y por la suspensión del servicio de medios de transporte que también ocasionaron.Además de estas pérdidas materiales, lo más grave, es que las negligencias que están detrás de la caída de estos árboles que muchos años nos dieron sombra, oxígeno y lluvia, es que durante todo el temporal, muchos que quedaron en pie están convertidos en una amenaza que pone en riesgo la vida y el patrimonio de muchos automovilistas que tengan la mala suerte de que los agarre una nueva tormenta en una avenida con grandes árboles, o vecinos que los tengan a las afueras de su casa.Porque aunque la del martes no fue una tormenta atípica ni una de las más copiosas que se han precipitado en la metrópoli, se volvieron a repetir escenas de árboles caídos sobre coches y sobre casas, porque ninguno de los ayuntamientos metropolitanos tiene o cumple debidamente con un programa permanente de podas del arbolado, para conjurar estos riesgos y pérdidas para la ciudad y sus habitantes.Horacio Peña, un amable lector, me escribió sobre el tema y creo que su planteamiento es más que pertinente para que las autoridades despierten y hagan algo ya con el tema del arbolado, por eso se los comparto textual:“Nuevamente es noticia, decenas de árboles caídos en una tormenta. En la ZMG no se toman previsiones como mantener bajo control la altura y el follaje a través de podas programadas dependiendo del tipo y condición de cada árbol. Si se observa muchos de los ejemplares caídos tenían mucha altura y denso follaje con raíces muy débiles. Los árboles se dejan crecer hasta que se caigan, aunque pueda haber personas fallecidas, lesionadas y daños patrimoniales en casas y vehículos, además de las afectaciones en servicios como energía eléctrica, semáforos, internet, telefonía y obligar a cuadrillas de rescate a trabajar en condiciones de alto riesgo. Si los departamentos de Parques y Jardines de los diversos municipios se coordinarán con la UdeG, seguramente se podrían programar durante el estiaje actividades de prevención que evitarían situaciones desastrosas”.Ahí tienen una tarea muy concreta las administraciones municipales salientes para que las continúen y perfecciones las y los nuevos Presidentes municipales que asumirán el primero de octubre próximo, y no volvamos a contar tantos árboles caídos.