Miércoles, 09 de Abril 2025

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Luto y alerta por Teresa y Juan Pablo

Por: Jaime Barrera

Luto y alerta por Teresa y Juan Pablo

Luto y alerta por Teresa y Juan Pablo

El asesinato de esta mujer y hombre activistas de sus comunidades, en demanda de seguridad y justicia, vuelve a prender los focos rojos y a poner a Jalisco como un Estado donde es urgente que los tres niveles de Gobierno afinen sus estrategias para combatir a los grupos de la delincuencia organizada.

En el caso de Teresa González Murillo, integrante del colectivo Luz de Esperanza Desaparecidos Jalisco, quien desde septiembre pasado buscaba a su hermano luego de un tiroteo en el primer cuadro de Guadalajara, mucho tendrá que hacer la Fiscalía Estatal para documentar y probar que el móvil del ataque en su contra fue un asalto porque había recibido horas antes “una tanda” y portaba mucho dinero en efectivo.

A Teresita, como le llamaban sus cercanos, y quien también se desempeñaba como lideresa de los comerciantes ambulantes del Centro tapatío, la agredieron en su propia casa de la Colonia San Marcos la noche del jueves 27 de marzo. Miembros del colectivo aseguran que le dispararon en el rostro, cuando se resistió a que al menos tres hombres armados intentaran privarla de su libertad. Herida de gravedad, fue llevada al hospital donde no se pudo recuperar y falleció este miércoles.

La Fiscalía Estatal insiste que no hay pruebas que acrediten el intento de secuestro, pese a que los integrantes del colectivo señalan que había recibido amenazas del crimen organizado por su actitud combativa ante las desapariciones: el más grande problema de inseguridad en Jalisco.

Igual de preocupante fue el crimen de Juan Pablo Diego Alonzo Estrada, activista por la paz y uno de los dirigentes del colectivo Frente Teocaltiche por Nuestra Gente, cuya muerte trascendió hasta ayer pero fue baleado el domingo 30 de marzo también en su propio domicilio.

Juan Pablo desató la furia de los grupos del crimen organizado que se disputan ese municipio y otros de la Región Altos Norte de Jalisco, como Encarnación de Díaz y Villa Hidalgo, por haber acudido hace un mes a la Secretaría de Gobernación (Segob) a la Ciudad de México para pedir su intervención en la pacificación de su municipio, donde incluso se han dado desplazamientos de población por los constantes enfrentamientos entre las milicias de sicarios del cártel Nueva Generación y el cártel de Sinaloa, en guerra en esa zona desde hace al menos una década. 

A Juan Pablo lo atacaron dos jóvenes armados que irrumpieron en su casa, e hirieron también a su hermana Hilaria, cuando al salir del baño los sorprendió disparando a su hermano. Nada se supo de los agresores pese al operativo especial que hacen la Policía estatal y la Guardia Nacional en ese municipio desde hace tres meses. En un comunicado de este colectivo, habían denunciado amenazas de la delincuencia organizada, e incluso de la Policía estatal.

Sumar a la crisis humanitaria de las desapariciones en Jalisco y en el país los asesinatos de los activistas que luchan para combatirlas, sería una burla más de las mafias al Estado Mexicano. Por eso, debe ser una prioridad esclarecer estos y otros casos, y dar con los responsables para que este nuevo desafío delincuencial no quede en la impunidad.

jbarrera4r@gmail.com

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