Imaginen esta invitación formal en papel couché sellada con cera: “Lo invitamos a la disolución de nuestro matrimonio temporal. Los novios estarán muy complacidos con su presencia. Al final habrá un pequeño brindis y un bazar para repartir los objetos personales saldo de la relación”. Hoy el diputado local de Hagamos, Enrique Velázquez, presentará en el pleno del Congreso local una propuesta de reforma al Código Civil de Jalisco para crear la figura del “matrimonio temporal”. Se trata de una sociedad conyugal (un contrato) ante el Registro Civil por mínimo dos años y máximo cinco con opción a refrendar o, en caso de no hacerlo, procede un divorcio de facto. Sólo hay que cumplir algunas cláusulas: especificar la separación de bienes o el inventario de los mismos al constituir la sociedad; la renuncia expresa a recibir alimentos futuros entre sí; la pensión que se comprometen a pagar en caso de tener hijos y los términos de la custodia. El contrato se puede refrendar o disolver 90 días antes de su finalización. La iniciativa aún debe transitar por comisiones y regresar al pleno para su primera y segunda lectura antes de aprobarse. Pero hoy comienza ese recorrido. Más allá del amor romántico y el “matrimonio para toda la vida”, las ventajas de esta figura saltan a la vista. En lo jurídico-administrativo, ahorra un sinfín de trámites engorrosos que representa el divorcio. También abre una alternativa más para convivir -igual que la ley de libre convivencia, el matrimonio y el concubinato- con la protección del Estado. Y en el fondo se trata de una extensión de derechos que amplía el concepto de familia. Y lo mejor, no requiere presupuesto, sólo voluntad. Jalisco tiene una de las tasas más bajas de divorcio en el país: 19 divorcios por cada 100 matrimonios cuando el promedio nacional es de 33 divorcios; Campeche alcanza los 61 (mala idea casarse en Campeche), según el INEGI. Sin embargo, Jalisco es de los estados con las tasas de matrimonio más bajas, lo que podría explicarse como una predilección por la unión libre. Sobre la duración del matrimonio en México, hay un gran filtro de divorcios los primeros cinco años de la relación. Luego se presenta una tendencia estable por quinquenio y a partir de los 21 años de relación se duplica la probabilidad de separación con respecto a los quinquenios pasados. En pocas palabras, los más difíciles son los primeros cinco años y después de los 20. Por eso el matrimonio temporal suena una idea interesante al margen de cánones e imposiciones sociales. No recuerdo quién lo dijo -si un filósofo, un amigo en la cantina o lo escuché en el camión-: el matrimonio feliz dura en promedio cinco años. Después se convierte en otra cosa: una asociación conveniente, un juego de intereses, una resignación aburrida, un lastre o todas las anteriores. Por supuesto hay excepciones, sobre todo en el cine. jonathan.lomeli@informador.com.mx
