Sábado, 24 de Agosto 2024

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México es una democracia a punto de caer

Por: Salvador Cosío Gaona

México es una democracia a punto de caer

México es una democracia a punto de caer

Hoy quiero recordar las frases de dos ex presidentes, que muchos -y me incluyo- tildamos de locos cuando las pronunciaron, pero el tiempo les ha dado la razón.

“Es un peligro para México”, fue el eslogan de la campaña presidencial de 2006 de Felipe Calderón, quien así alertaba ante la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador ganara la elección.

Para Enrique Peña Nieto, la preocupación era clara: si AMLO llega a la Presidencia, México podría retroceder, padecer una crisis social y económica parecida a la que se vive actualmente en Venezuela.

“Han dicho que es muy parecido, que su fórmula es muy parecida y que les preocupa que, el día de mañana, ese discurso (de López Obrador) prospere; que el día de mañana, México, en vez de avanzar, como ha ocurrido en los últimos 25 años, se parezca a lo que hoy es Venezuela”, advirtió el presidente priista.

Hoy, a seis semanas de que finalice su Gobierno, Andrés Manuel López Obrador ha demostrado sólidamente que sí era un peligro para México, como alertaba Calderón. Y que la preocupación de Peña Nieto estaba fincada en un temor real; hoy México se encuentra en franco retroceso y cada día más parecido a lo que es Venezuela.

Lo de ayer no fue sólo un #ViernesNegro, como se manejó en Twitter o X; lo de ayer fue un paso a la dictadura; al abismo, del que todo apunta no habrá regreso, al menos no en el corto tiempo.

Ayer, de un plumazo, la Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso de la Unión desapareció a siete órganos autónomos; la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece); el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT); el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH); la Comisión Reguladora de Energía (CRE); el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), y órganos autónomos de los estados.

Ayer, los diputados eliminaron contrapesos que son necesarios para el equilibrio en los países desarrollados y las democracias.

Dejarán de existir organismos que se construyeron con mucho esfuerzo a lo largo de los últimos 30 años y que en su momento significaron batallas ganadas para la oposición, para la izquierda, y para los mexicanos que exigían figuras que se encargaran de defender los derechos humanos, mejorar la educación, y la rendición de cuentas, entre otros.

Paradójicamente, muchos de los que hoy celebran su pírrico triunfo con la erradicación de los órganos autónomos fueron protagonistas de esas batallas conquistadas. Pero ha quedado claro que lo suyo no eran principios ideológicos sino una sucia ambición de llegar al poder. No buscaban limitar al Gobierno, buscaban ser parte y perpetuarse en él. Tan mezquinos y pusilánimes como su Tlatoani, quien ya pronto se irá a su rancho del que nunca debió salir.

Pero sin duda el golpe más fuerte lo asestó el Instituto Nacional Electoral (INE), no el que una marea rosa salió a las calles entusiasta a defender el año pasado, sino el de Andrés Manuel López Obrador y su lacaya Guadalupe Taddei, quien a eso llegó al órgano electoral, a hacer el trabajo sucio y cumplir a pie juntillas todas las solicitudes del presidente.

Ayer también, el Consejo General del Instituto Electoral aprobó con ocho votos a favor y tres en contra, la distribución de diputaciones federales plurinominales, que otorga a Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM) una sobrerrepresentación de 364 de las 500 curules a partir del 1 de septiembre.

En total, Morena tendrá 236 diputaciones; el PVEM 77; en tanto que al PT se le asignarían 51 curules. Mientras que de la oposición, el PAN alcanzará 72 legisladores, el PRI 35, PRD 1, Movimiento Ciudadano 27 y habrá una legisladora independiente.

Con esta cantidad de legisladores, Morena y aliados tendrán la mayoría calificada en la Cámara de Diputados durante los próximos tres años y podrán aprobar reformas constitucionales sin consultar a la oposición.

El INE también aprobó por unanimidad la nueva integración del Senado de la República, por lo que Morena, PVEM y PT tendrán 83 legisladores.

Del total de 128 senadores, Morena tendrá 60 senadores, el PVEM 14 y PT 9, mientras que el PAN tendrá 22, el PRI 16, Movimiento Ciudadano 5 y PRD dos.

Morena y aliados no alcanzan la mayoría calificada, ya que les faltaron tres senadores para obtenerla.

México habrá de regresar a un régimen de partido único, en donde un todopoderoso escondido bajo las faldas de la primera mujer presidenta de este país seguirá al mando, mientras la doctora y científica que ganó la contienda electoral desempeñará un humillante papel como encargada de despacho.

La división de poderes está a nada de desaparecer. El Legislativo estará entregado a lo que dictará el Ejecutivo, en tanto que la aprobación de la reforma al Poder Judicial garantizará la sumisión de este.

“El problema de la reforma judicial no radica en que la elección popular de jueces y juezas otorgue ‘demasiado’ poder a la población. El problema, por el contrario, es que la elección popular de autoridades judiciales, filtrada por intereses políticos, debilitaría la protección de los derechos humanos y la seguridad, dejando a las personas expuestas a la impunidad y el abuso”, alertó Stephanie Brewer, directora para México de WOLA, organización de derechos humanos estadounidense.

Una sorpresiva declaración fue la del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien fijó una dura e inédita posición al asegurar que, tal como está planteada, la reforma judicial amenaza la relación comercial entre ambos países. Además, apuntó que la elección directa y política de los jueces no resuelve el problema de la corrupción ni fortalecerá al Poder Judicial, y abre la puerta para que los nombre el crimen organizado.

Ayer, pues, retrocedimos. Ayer nos perdimos. Ayer perdimos lo logrado con una alternancia, buena o mala. Dependerá de todos nosotros y de las generaciones futuras sacar esto adelante.

Tenía razón Peña Nieto al desconfiar de la narrativa de López Obrador. En una entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva en 2017, le confesó: “El problema es que en este tipo de discursos nunca se dice exactamente cómo se van a resolver los problemas, y eso, al final, termina matando iniciativas, termina matando instituciones, termina destruyendo democracias, termina cancelando a los opositores a ese gobierno”.

Por último, sentenció: “No seré yo, sino los mexicanos y nuestra democracia los que decidan qué futuro quieren para México”.

opinión.salcosga@hotmail.com

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