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Nadar en el Río Santiago

Por: Rubén Martín

Nadar en el Río Santiago

Nadar en el Río Santiago

Muy cerca de la icónica Catedral de Notre Dame, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se sumergió en las aguas del Río Sena para demostrar que la costosa inversión pública para limpiarlo ha dado resultado. Este montaje mediático de la alcaldesa forma parte de la estrategia de promoción de los XXXIII Juegos Olímpicos que tienen su sede en París y que arrancan dentro de una semana. Está previsto que la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos y algunas disciplinas acuáticas se lleven a cabo en el río Sena, en lugar de un estadio o albercas techadas.

Más allá de los intereses comerciales asociados a unos juegos olímpicos, el chapuzón de la alcaldesa de París en el Sena el pasado 17 de julio fue muy celebrado en la prensa francesa debido a que las autoridades prohibieron nadar en el río desde hace más de un siglo, en el año 1923, debido a los altos índices de contaminación que había. Décadas atrás, otros políticos, como Jacques Chirac, habían prometido a los parisinos que limpiarían el Sena para que se pudiera volver a nadar en él.

Ahora, la alcaldesa de París y el presidente francés, Emmanuel Macron, aprovecharon la realización de los Juegos Olímpicos para prometer a los parisinos que ahora sí, el Sena sería apto para nadar. Pero no ha sido nada barato. Las autoridades han invertido unos mil 400 millones de euros, unos 26 mil 700 millones de pesos, desde el año 2015.

¿Se puede hacer algo semejante en el Río Santiago? Me refiero a animarse a darse un chapuzón y meterse en sus aguas. Me temo que no. Pero parece ser que para el Gobierno del Estado sí se puede. Apenas al comenzar su administración en diciembre de 2018, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez echó a andar el programa “Revivamos el Río Santiago”. Cinco años y medio después, el Gobierno estatal afirma que el río ya se ha saneado. Al menos así lo dice desde hace más de un mes en una intensa campaña publicitaria llamada “Revivimos el Río Santiago”.

En videos pagados para circular en redes sociales y desplegados en los diarios locales, se afirma que sin el apoyo del Gobierno federal se han invertido cuatro mil 600 millones de pesos, que han servido para construir y modernizar 19 plantas de tratamiento, así como 59 kilómetros de colectores. Se sostiene además que con la ampliación de la planta de tratamiento de El Ahogado, la mayoría de aguas residuales del Área Metropolitana de Guadalajara estarán saneadas, que se redujeron los niveles de sulfuros en los 15 puntos de monitoreo y que se instalaron siete recirculadores de oxígeno para preservar la flora y la fauna.

Pero detrás de esta campaña está la realidad que los pobladores y habitantes de la cuenca del Santiago, especialmente en el entorno del corredor industrial de El Salto-Ocotlán, viven cotidianamente. Probablemente el río pueda verse más “limpio” porque se retiró el lirio y la maleza que había cerca de la cascada de Juanacatlán, pero el asunto de fondo es que las aguas del Santiago siguen contaminadas por los cientos de metales pesados y otras sustancias químicas que vierten al río las empresas del corredor, sin preocupación por la nula inspección de las autoridades estatales y federales. Sin una dura regulación ambiental y sin una activa política de inspección y fiscalización del uso y consumo de agua por parte de las industrias y agroindustrias asentadas en la ribera del Santiago, la limpieza del río es imposible.

Lo es porque la inspección es una mera simulación, me aseguró en entrevista Graciela González de Un Salto de Vida, una de las asociaciones civiles que tienen más de dos décadas denunciando la contaminación del río y su relación con las enfermedades, muchas de ellas mortales, que afectan a una proporción importante de las poblaciones de El Salto, Juanacatlán y otras localidades de la ribera.

Tan es simulación que varias empresas tienen un bypass, es decir, una salida doble de sus aguas que vierten al río. En una sale agua limpia que utilizan si de casualidad llega un inspector de Profepa, y en otra sale el agua contaminada tras ser utilizada en sus procesos productivos. Mientras no se inspeccione y regule esta actividad contaminante de las empresas del corredor industrial, la limpieza del río Santiago es mera simulación. Así que no, no podemos nadar en el río Santiago durante muchos años más.

rubenmartinmartin@gmail.com

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