Esa pregunta es obligada luego de que la tarde del martes pasado fue asesinado el comisario de la Policía del conflictivo municipio de Teocaltiche, Ramón Grande Moncada, cuando circulaba en su auto junto con su mujer y su hijo.Surge también esta interrogante porque, sin terminar aún el primer cuatrimestre de este año, en lo que va de 2025 en Teocaltiche ya murieron, con el caso del comisario, siete policías. Cifra que equivale al doble de casos que en los últimos cinco años, en suma, habían sido asesinados en la guerra entre el cártel Nueva Generación y el cártel de Sinaloa, que tiene convertido en un infierno de violencia no solo este municipio, sino toda la Región Altos Norte de Jalisco, especialmente los municipios vecinos de Encarnación de Díaz y Villa Hidalgo.El saldo mortal de policías en lo que va del año, y que ya colocó a Teocaltiche como el municipio donde más uniformados han matado en el Estado, inició el 2 de febrero con el ataque a agentes viales a plena luz del día, cuando un grupo de sicarios cerró el paso a la patrulla y abrió fuego para abatir a la agente Arely López.El 18 de febrero ocurrió la mayor agresión colectiva de la historia a una Policía Municipal, cuando secuestraron a un grupo de ocho uniformados y al chofer que conducía la unidad que los transportaba a ratificar sus exámenes de control y confianza. Cuatro de ellos aparecieron muertos y con claras huellas de tortura. Antes de abandonar sus cadáveres, sus agresores circularon videos en los que los interrogaron y los hicieron confesar sus presuntos nexos con los grupos delincuenciales rivales.Cuatro de esos ocho policías privados de su libertad, junto con el chofer de la unidad que los transportaba, siguen sin ser localizados, lo que abre la posibilidad de que la cifra de oficiales asesinados siga creciendo.Luego de este hecho, la Comisaría de Teocaltiche fue intervenida por los claros síntomas de infiltración delincuencial que presentaba. La vigilancia la asumió un operativo “interinstitucional” de policías estatales, de la Guardia Nacional y soldados. Ni eso evitó que en abril asesinaran a otro policía en su domicilio y al jefe policial el martes pasado.Antes, ya intervenida la Comisaría, se descubrió que en las oficinas de la corporación, en el Ayuntamiento de Teocaltiche, el sistema de videovigilancia no trabajaba para el Escudo Urbano estatal, sino para el crimen organizado.Esta ola de asesinatos de policías deja en claro que la Comisaría de Teocaltiche quedó atrapada en la guerra sin cuartel entre los cárteles que se disputan el control de ese municipio y de la región. De esa disputa criminal proceden las voces que piden la salida de la Policía Estatal y que parecen intentar el exterminio de la policía municipal por reclamarles ser incondicionales a un solo bando mafioso.En este contexto de violencia, la semana pasada el llamado Frente Teocaltiche por Nuestra Gente anunció la creación de las “Autodefensas de Los Altos de Jalisco”, con lo que la situación de inseguridad en esa comunidad, lejos de corregirse, podría empeorar.