Viernes, 26 de Abril 2024

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Una broma de mina

Por: Pablo Latapí

Una broma de mina

Una broma de mina

Alguna vez estuve en un pozo de carbón en Coahuila.

Era yo reportero de la televisora y habíamos ido a cubrir un aniversario más de tragedia en la mina Pasta de Conchos donde, en 2006, 65 mineros quedaron atrapados y finalmente sepultados cuando una explosión de gas provocó un derrumbe.

Pasta de Conchos sí era una mina en forma con todos los protocolos y medidas de seguridad operada por uno de los grupos mineros más importantes del país.

Algo diametralmente opuesto a los pozos de carbón mineral como el de “El Pinabete”, donde el miércoles de la semana anterior 10 mineros quedaron atrapados por un derrumbe e inundación. 

A pesar de la esperanza de los familiares, esos mineros tienen muy pocas probabilidades de estar con vida.

Los llamados “pozeros” son mineros que trabajan por su cuenta y han abierto esa especie de minas y las siguen operando a pesar de que son peligrosas e inseguras.

Recuerdo que con quienes platicamos en aquella ocasión nos relataban que en cada familia había por lo menos un muerto producto de un accidente en un pozo de carbón.

La entrada es vertical, de tiro, por la que apenas cabe una canastilla de operación manual por la que bajamos, uno por uno, para reunirnos en una reducida bóveda con varios mineros que laboraban ahí.

Todos muy cerca de todos porque no hay suficiente espacio.

Un calor insoportable.

Y a pesar de no tocar las paredes estábamos inmediatamente como tiznados porque el polvo de carbón flota a la menor provocación.

De aquella bóveda salían túneles horizontales aún más angostos por los que se introducían los mineros con una especie de canastas para ir a extraer más carbón.

Tratamos de entrar a uno de esos túneles pero la sensación de claustrofobia nos invitó a olvidarlo.

-Pablito -me decía uno de los mineros-; aquí tenemos dos enemigos terribles que acechan detrás de las paredes. Uno es el gas, que después de un golpe de pico sale furioso y se enciende provocando explosiones terribles, y el agua, que también brota inundando los túneles, dejando muy poco tiempo para tratar de salir.

Esos pozeros que todos los días viven allá abajo extraen cantidades mínimas de carbón que malbaratan para obtener los recursos para sobrevivir.

No existe medida de seguridad alguna y bóvedas y pozos son totalmente improvisados.

Así debe ser ese pozo del “El Pinabete” que parece hoy la tumba de 10 de ellos.

Nada que ver con una mina en forma.

Por eso, como diría un yucateco puro, eso no es una mina… es una broma de mina.

platapi@hotmail.com
 

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