Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Violencia y política

Por: Diego Petersen

Violencia y política

Violencia y política

El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, se quedó, como la Penélope de Serrat, sentado en su banquito tejiendo marañas en la puerta de Palacio. López Obrador no lo recibió, lo mandó con su entramado de pruebas al INE o al Tribunal Electoral del Poder Judicial. Tiene razón el presidente, no en la defensa de su investidura que usa sólo como escudo para no escuchar a quienes no quiere oír, sino que un asunto electoral hay que tratarlo en las instituciones que corresponde. 

Parte del discurso de la oposición es el que crimen organizado jugó la elección a favor de Morena, que todo el Pacífico lo ganó el partido del presidente por “acuerdos con el Cártel”. Sin dudar que en algunas elecciones concretas y particularmente las municipales los grupos del crimen organizado ejercieron la violencia como elemento de presión, matando candidatos y coaccionando el voto, el principal elemento para desestimar esta hipótesis es que justamente no existe un sólo cártel, sino varios y en disputa. ¿Negoció el partido con uno aquí y otro allá?, ¿cómo se argumenta en esta hipótesis el triunfo de Morena en estados que están en plena confrontación entre diversos grupos?

Las explicaciones simples o reduccionistas no ayudan a entender asuntos complejos como la relación del Estado con el crimen organizado

Las explicaciones simples o reduccionistas no ayudan a entender asuntos complejos como la relación del Estado con el crimen organizado. Valgan algunos datos. En tres estados que, nos dicen, están controlados por el Cártel Jalisco Nueva Generación: Nayarit, Colima y Jalisco, en los dos primeros ganó Morena y en el último Movimiento Ciudadano. Pero en estados en plena con confrontación por el control, como Michoacán y Guerrero, también ganó Morena. En Tamaulipas, donde la versión oficial es que el Cártel del Golfo apoya al gobernador García Cabeza de Vaca, el Congreso local lo ganó Morena. En Guanajuato con todo y el descrédito el gobierno panista por la inseguridad ganó el PAN. Dicho de otra manera, querer explicar el mapa de resultados electorales y la derrota de la alianza opositora sólo por la presencia de un cártel es tan absurdo como decir que las clases medias fueron manipuladas. Sin negar la influencia del crimen organizado en los procesos electorales, las explicaciones globales y globalizantes para fenómenos diversos y locales suelen ser un grave error de análisis, o un burdo instrumento de propaganda.

Lo que sí hay que atender es la cantidad de enfrentamientos que se han dado en el mes posterior a la elección. La disputa por Reynosa ha provocado dos masacres en menos de 10 días, la última ayer con nueve muertes. Pero lo mismo sucede en Zacatecas, en los límites Jalisco y San Luis Potosí, y las masacres continúan en Guanajuato a pesar de las detenciones y de que, nos dicen, ya se acabó el huachicol. 

Si algo tiene el crimen organizado es que huele las debilidades del Estado: una Guardia Nacional maniatada y en discusión, gobernadores deslegitimados o en transición y policías estatales y municipales débiles conforman un ambiente político ideal, el caldo de cultivo perfecto, para el crecimiento de la violencia. Eso es lo que hay que atender.

diego.petersen@informador.com.mx

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