
Ricardo Villanueva se despide de la UdeG y su manada
En un informe muy cercano y lleno de agradecimientos, el rector saliente afirmó que se decidió por escuchar a la comunidad universitaria y atenderla

Visiblemente conmovido, Ricardo Villanueva se despidió ayer de la comunidad universitaria. Aseguró que no habría cambiado un solo día de su labor al frente de la casa de estudios. EL INFORMADOR/A. Navarro
Con un discurso cargado de emoción y reconocimiento, Ricardo Villanueva Lomelí presentó su último informe como rector general de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Ante una comunidad universitaria reunida en el Auditorio Telmex, destacó la importancia de la educación como motor de cambio social y el impacto que la Universidad ha tenido en Jalisco.
Arropado por familiares, amigos, la comunidad universitaria y las principales autoridades de Jalisco, destacó algunas de las vivencias más importantes en sus seis años como líder de la casa de estudios, periodo que describió como “el trabajo más bonito del mundo”, desde la contingencia ocasionada por el COVID-19 hasta las marchas realizadas por la comunidad educativa para defender su autonomía.
“Cuando pienso en los momentos que guardaré en mi memoria para no olvidar nunca, me cuesta mucho trabajo elegir alguno y por eso he decidido guardar todos. Espero que mi memoria me permita, por muchos años, guardar cada momento y cada emoción de las que hemos vivido juntos”, expresó.
El rector saliente también destacó algunas cifras que representan el crecimiento de la UdeG en todos sus ámbitos, como las más de dos mil 500 obras en los planteles y la construcción de 508 aulas. “Renovamos todas y no hay ninguna escuela sin muro perimetral”.
También recordó que durante su gestión se aumentó la matrícula en todos los niveles educativos, pasando de 287 mil a 339 mil estudiantes dentro de su rectorado. “Somos la universidad que más aportó en todo México”.
Lo anterior se vio favorecido por la apertura y consolidación de cuatro centros que se sumaron a la Red Universitaria: el de Chapala, el de Tlajomulco, el de Tlaquepaque y la renovación del Centro Universitario de Guadalajara.
A eso se sumó el que, por primera vez, la Universidad de Guadalajara logró admitir al 100% de aspirantes al nivel preparatoria, convirtiéndose en la primera casa de estudios en lograrlo, gracias a la apertura de seis nuevas preparatorias.
Pero no es todo. Agradeció que, debido a la unión de “la manada”, así como a la voluntad del Congreso y del Gobierno de Jalisco, se logró consolidar un presupuesto constitucional que se traduce en el 5% del recurso total anual estatal para la UdeG.
En su informe de despedida, Villanueva Lomelí no perdió la oportunidad de dar un agradecimiento póstumo al exrector Raúl Padilla López, por haber sido su mentor, pero también por haber sido una mente brillante que en todo momento impulsó el crecimiento de la casa de estudios.
“Desde los 17 años este era el sueño profesional de mi vida. Y no cambio un día de rector por tres o seis años de ningún otro cargo. Y aquí estamos, querida manada. Gracias, gracias. De corazón, gracias”.
Concluyó que, cuando la UdeG llega a un municipio, la vida de sus habitantes se transforma, pues se abren oportunidades al formar no sólo a profesionistas, sino a “seres humanos en toda la extensión de la palabra”.
En su intervención, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, se dijo comprometido a ser un aliado de la Universidad y trabajar de la mano con la próxima lideresa de la casa de estudios, Karla Planter. “Abriremos un nuevo capítulo en la historia de Jalisco y de la UdeG. Contarás siempre con un aliado”.

TRANSICIÓN Y COMPROMISO SOCIAL
“Hay estabilidad política en la UdeG”
Ricardo Villanueva se despidió ayer como rector general saliente de la UdeG. En sus palabras, cambió la forma de gobernar al interior de la Universidad y confía en Karla Planter, quien será la primera rectora general en la historia de la casa de estudios.
Por lo pronto, Villanueva se va tranquilo porque “hay estabilidad política en la UdeG”.
—¿Hay estabilidad financiera en la UdeG? ¿Y estabilidad política?
—Sí. Como en todas las familias y todas las instituciones, hay diferencias; es normal. Vienen las decisiones de los rectores de los centros, de la administración central, de las preparatorias. Hay mucha gente que aspira, pero no todos pueden llegar. Es normal que haya efervescencia y hasta inconformidades, pero al final somos una familia. Sabemos ponernos de acuerdo, llegar a consensos y buscar los mejores perfiles para cada espacio. Ese ha sido el éxito de la estabilidad de esta Universidad. Entonces, yo veo una institución más unida que nunca.
Además, con una gran rectora. Llegamos a un momento histórico: llega la primera rectora mujer a la rectoría. Una mujer inteligente, elegante, conciliadora, una mujer que conoce esta Universidad. Estamos más que bien cuidados con Karla, todos los universitarios.
—¿Cuál es el mejor consejo que le daría a la siguiente rectora?
—Escuchar, escuchar, escuchar. Siempre hay dos versiones y hay que escucharlas ambas, porque si uno deja de escuchar, empieza a tomar malas decisiones.
—¿Hacia dónde va la Universidad?
—Hacia el crecimiento en matrícula y calidad. Hacia la transferencia tecnológica, hacia programas educativos más modernos, hacia una universidad que tiene que adaptarse a los jóvenes, no al revés. Una universidad que tiene que pensar en el mundo que están viviendo nuestros jóvenes y adaptarse a esa nueva realidad. Ese modelo de universidad donde los jóvenes vienen cinco años y no los volvemos a ver está caduco.
La Universidad debe estar abierta para que cada cuatro o cinco años estés regresando a actualizarte con microcredenciales. Debemos diseñar una universidad abierta para toda la vida, ese es el reto.
—¿Quiénes son los aliados de Ricardo Villanueva en la Federación?
—Número uno, la Presidenta. Número dos, el secretario Mario Delgado, quien ha sido un gran aliado y sumamente generoso conmigo. Todo el equipo de la SEP. Tengo una gran relación con Luciano Concheiro, quien era el subsecretario anterior. Hay muchos aliados y hay un gran equipo de trabajo. Ya conocía a las subsecretarias de Media y de Educación Básica. Son dos mujeres brillantes y el equipo de las direcciones generales de la subsecretaría está conformado por gente muy valiosa.
—¿Usted podría ser el próximo secretario de Educación si se diera el caso de que Mario Delgado va por Colima?
—Si de algo está rodeada la Presidenta es de gente que se ha formado en educación. Yo vengo a ayudar a Mario Delgado, esa es la encomienda. Me invitó la Presidenta a través de él, y eso me compromete a una lealtad. Ojalá Mario sea secretario los seis años, porque verdaderamente es alguien que tiene las relaciones, el peso y la habilidad para hacer una transformación radical. Más bien, al revés: prendo veladoras para que Mario no se vaya a ninguna encomienda en ningún estado.
—¿Por qué cierra la puerta para ser gobernador?
—Es un tema de convicción personal, no tiene que ver con la política. Políticamente, es ilógico lo que estoy diciendo, pero tiene que ver con saber mis fortalezas y debilidades. Soy alguien sumamente autocrítico y, por responsabilidad, se requiere otro tipo de personalidad para esos puestos.
Se necesita un temperamento que yo reconozco que no tengo. Entonces, por responsabilidad con mi estado, yo soy bueno para otras cosas. Los gobernadores tienen que tomar decisiones que yo en mi vida no estoy dispuesto a tomar.
—¿Y si la Presidenta Claudia le dice: “Ricardo, me gustas para alcalde de Guadalajara o gobernador”?
—Se lo voy a agradecer porque va a ser muy honroso, pero la voy a convencer de que, por el bien de Jalisco, tenemos que buscar a alguien que tenga el temperamento para esos cargos. Yo no lo tengo.
—¿Cómo queda con Lemus y personajes como Juan José Frangie en Jalisco?
—Afortunadamente, muy bien. Con Pablo tenemos una relación. Él ha demostrado una voluntad de diálogo y armonía con la Universidad. Con Frangie tuvimos diferencias que fueron públicas, pero yo lo busqué porque era un pendiente que yo no me quería llevar. Juan José fue un amigo leal al exrector Raúl Padilla, entonces lo busqué y le dije: “En la Universidad se te quiere como un amigo leal de Raúl, eso no va a cambiar aunque no quieras. Es mejor que nos pongamos de acuerdo y que regreses a la Universidad como tu casa”.
—Y sobre Morena, el PRI o partidos políticos, ¿nada qué ver?
—No, yo ahorita estoy concentrado en una responsabilidad federal. Habrá otros puestos legislativos o algo que en su momento podría valorar, si yo pudiera aportar, pero no, no está en mis planes.
—¿Y su relación con Carlos Lomelí, Mery Pozos y Altagracia Gómez?
—En Jalisco hay un movimiento y hay gente que ha trabajado y militado en ese movimiento. Por respeto a ellos, no puede llegar alguien de afuera, desde una responsabilidad educativa, a querer imponerse.
Les digo a ellos: ese es un movimiento que ustedes han construido y es de ustedes. Nadie puede llegar de fuera, desde otra vía, a imponerse. Al revés, que le echen todas las ganas el doctor Lomelí y Mery.
Altagracia es un caso como el mío. Yo creo que ella va por una encomienda directa de lo que cree que puede aportar. He visto cómo ella se ha negado a participar en candidaturas, y eso porque ella, como yo, quiere hacer su aporte con la Presidenta de manera directa con ella y su Gobierno.
Les digo a toda la militancia de Morena: ese movimiento es de ellos. Que se fortalezcan, que trabajen. Yo voy a una tarea educativa.
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