
Una calma triste
"Antes de poder ir a conocer cualquiera de sus maravillas hay que preguntarse cómo estará por allá el narco"

"Es triste que nuestra especie pudiera definirse por organizarnos para destruir a otros". CORTESÍA/@granom
Abril es el mes más cruel, lo repito para quienes queremos enfocarnos en las flores de la primavera y olvidamos que antes de que caigan las gotas de lluvia, es el paisaje primaveral el más severo de todos. Porque así como los abriles del poeta T.S. Elliot encrudecían las tragedias de la Primera Guerra Mundial, es en esta misma temporada de calores y sequías, cuando la barranca pierde el cobijo de la selva y la ciudad se incendia. Otra primavera en que toca tragar saliva y aceptar que, a unos cuantos kilómetros de la capital de Jalisco, en ese lugar tan bello que es Teuchitlán, tantos jóvenes perdieron la vida.
“Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro…”
Hoy más que nunca, comprendo todas las veces que mi madre me persigna al despedirse, haciendo hasta lo último que le queda para que yo vuelva, porque ahora que he experimentado lo que es vivir en el Occidente de México, donde antes de poder ir a conocer cualquiera de sus maravillas hay que preguntarse cómo estará por allá el narco, que yo mismo he comenzado a persignarme esperando volver a verla.
Cómo entender la justicia siendo humanos, si devoramos hasta los botones de las flores que no han abierto, porque lo que más enferma del crimen organizado, es justo eso, que también son seres humanos. Es triste que nuestra especie pudiera definirse por organizarnos para destruir a otros. El Antropoceno, la época del crimen organizado.
“One Ring to rule them all, One Ring to find them, One Ring to bring them all and in the darkness bind them.”, Tolkien, J. R. R. “El Señor de los Anillos”.
De acuerdo a la Lista Roja de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (IUCN), se tiene documentada la extinción de 869 especies por causas humanas y eso que ésta surgió unos años después de que les Homo sapiens detonaran bombas atómicas en Japón, carbonizando al instante no sólo a otros de su especie, sino a toda la biodiversidad en kilómetros a la redonda y alterando con radiación la biodiversidad genética de todas las especies de la Tierra.
Extinguimos desde mamuts hasta bacterias y, aun así, pregonamos que nuestra especie es “la más evolucionada”. Pareciera que deforestar bosques para tener guacamole es de seres superiores, así como asesinar una familia de orangutanes para presumir uno de mascota merece una medalla. Por cierto, tanto la tala ilegal como el tráfico de animales y personas, son también industrias del narco.
En efecto, los humanos nos organizamos, de formas distintas a las abejas o a las termitas, nos organizamos para gestionar quien vive (biopolítica) o más bien para gestionar quien muere (necropolítica). Pero cómo es que, si nos organizamos tan bien para el crimen no podemos organizarnos igual para todo lo demás. Por ahora solo puedo más que compartir el sentir de un colega que con tres palabras me expresa como se vive Teuchitlán:
-una calma triste.
Para saber
Crónicas del Antropoceno es un espacio para la reflexión sobre la época humana y sus consecuencias producido por el Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara que incluye una columna y un podcast disponible en todas las plataformas digitales.
Sobre el autor
Marcos Vinagrillo es comunicador ambiental. Trabaja, desde museos vivos como acuarios, zoológicos y jardines botánicos e iniciativas comunitarias como las huertas urbanas, en replantear nuestras relaciones con la vida y la biodiversidad. Amante de las flores y las pesadillas, actualmente colabora con el Museo de Ciencias Ambientales.
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