El domingo pasado, un delito y una declaración -sin estar ligados- convergen en un personaje: Donald Trump. El delito sucedió en un vagón del metro de Nueva York, en la línea que conecta de Coney Island a la Avenida Stillwell, cuando un sujeto, sin decir nada, prendió fuego a la ropa de una mujer que dormitaba en uno de los asientos, lo que provocó su muerte; la declaración, fue en Phoenix, Arizona, en una reunión de la organización ultraconservadora Turning Point, donde el presidente electo habló de las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados e insistió, por otra parte, en que “todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados y designaré inmediatamente a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Lo haré de inmediato”.El responsable del ataque -quien fue identificado en los videos de circuito cerrado del tren metropolitano- fue detenido en una estación del metro cerca del edificio Empire State y reconocido como un inmigrante -desde 2018- de origen guatemalteco; nuevamente, un delito relacionado con inmigrantes hace “voltear” la atención a las intimidaciones de quien a partir del 20 de enero estará sentado otra vez en la Oficina Oval, quien habla de sacar del país a todos los criminales -donde tiene toda la razón y el amparo de la Constitución-, además de combatir con todos los recursos militares a su alcance a los integrantes de los cárteles “terroristas”.La denominación de “terroristas” a los grupos del crimen organizado que operan en México y que trafican droga al norte del Río Bravo, no significa que la milicia o inteligencia estadounidense los vaya a combatir en territorio mexicano como más de algún “lunático” legislador en Washington lo haya propuesto irresponsablemente. Trump habla de “expulsados” y no de una intervención allende las fronteras.Aquí hay que darle crédito a la posición ecuánime que ha asumido Claudia Sheinbaum, quien ayer habló de “más allá de la manera como se expresa el presidente Trump, yo creo que va a haber acuerdos en el terreno de la cooperación… Hay que trabajar para mantener una buena relación, pero no hay que engancharse en los temas y sencillamente escuchar bien lo que está diciendo”.Dentro de la “cascada” de declaraciones de Trump sobre inmigrantes y carteles “terroristas”, hizo referencia de nuestra presidenta como “una mujer encantadora y maravillosa, la presidente Sheinbaum, una mujer maravillosa”, mención que “hay que tomarla con pinzas”, porque en principio habla de una buena primera impresión, pero tampoco hay que “engancharse” con el piropo de quien sufre de trastorno histriónico de la personalidad o neuronalmente voluble, quien se puede convertir en un verdadero terrorista para México. ¿Usted, qué opina?¡Felices Fiestas!